domingo, 2 de octubre de 2022

Cómo limpiar tu colchón y con qué frecuencia deberías hacerlo

 


Mujer durmiendo sobre almohada y cubierta con una manta naranja.

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Pasamos un tercio de nuestra vida en horizontal y no solemos tratar como se merece a nuestro colchón.

Ni tu pareja, ni tus padres ni tus colegas. El que posiblemente va a tener que soportarte por más tiempo es tu colchón. No en vano, pasamos un tercio de nuestra existencia en horizontal. Y, sin embargo, no solemos tratar como se merece a este compañero de vida.

¿Que no? Hagamos juntos un examen de conciencia.

¿Eres de los que cambia las sábanas con frecuencia o lo haces cada año bisiesto, cuando no hay más remedio y la tela tiene ya tantas bacterias que ha cobrado vida propia y veis juntos su serie favorita?

Acaso te sientas sobre las que deberían ser tus pulcrísimas sábanas con la ropa que traes de la calle, aquella que ha pasado por el metro, el bar, el parque. ¿Y cómo limpias las manchas?

Déjame adivinar, eres de los que cree en el mito romántico de desayunar en la cama y, por ende, sometes tu colchón a posibles riesgos como café, zumo de naranja y vaya a saber qué más líquidos perniciosos.

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Por último, ¿le das la vuelta a tu colchón periódicamente o ya tiene tu forma tan definida que podrían hacer tu molde de cera con él?

Si has respondido que sí a, al menos, uno de estos interrogantes,puede que debas seguir leyendo para evitar que tu colchón sea digno de aparecer en una escena de CSI.

Una cama desarreglada con ropa, una botella de plástico y una caja de pizza encima.

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Comer en la cama, sentarse con la ropa de la calle o no limpiar las manchas a tiempo puede perjudicar nuestro colchón.

"He manchado mis sábanas blancas..."

Tanto si te ha pasado como en la canción de Lalo Rodríguez o no, lavar la ropa de cama es esencial para la salud de tu colchón y la tuya propia.

No, que la mantengas sin cambiar por semanas y meses no la hará más cálida y acogedora. Será un gran caldo de cultivo para bacterias y olores.

Para mantener limpio el colchón, cambia las sábanas semanalmente, según recomienda la Sleep Foundation, una organización que se dedica a estudios sobre la calidad del sueño.

También es recomendable lavar las fundas de las almohadas y las mantas y edredones, aunque con menor frecuencia que las sábanas. Las primeras, una vez al mes. En el caso de mantas y edredones, según su uso, puede ser al final de la temporada de uso. En el caso de que uses funda para el edredón, será más sencillo lavarla y puedes hacerlo con más frecuencia.

También es importante lavar las almohadas, pero antes revisa si se pueden lavar a máquina.

Idealmente, lo mejor es lavar todo con agua caliente, así nos desharemos de los ácaros del polvo, invisibles pero bien molestos -sobre todo- para alérgicos y asmáticos. Antes de hacerlo, mira las etiquetas para evitar que se encoja, se dañe o pierda color.

Una vuelta al año no hace daño

O dos.

Los minuciosos incluso le dan la vuelta al colchón cuatro veces al año para mantenerlo en buen estado.

Las manos de una mujer llenando la lavadora con ropa de cama.

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Lava la ropa de cama todas las semanas siguiendo las instrucciones del fabricante.

Dependiendo del diseño que tenga, puede bastar -según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU)- con poner la parte de la cabeza en los pies. También se puede dar la vuelta completamente, es decir, poner cara arriba lo que durante meses estuvo boca abajo.

O ambas cosas.

Algunos colchones incluso tienen tejidos diferentes para la temporada de invierno o de verano.

¿Cuándo darle la vuelta? Puede ser una buena idea hacerlo hacerlo cuando arrecie el frío o empiece el calor, así tendrás aseguradas las dos vueltas que recomiendan los expertos.

Si quieres ir más alla, puedes hacerlo con cada cambio de estación.

Hay algunos colchones que no se pueden rotar por tener zonas diferenciadas o con refuerzos para determinadas áreas.

¡Ah! Que alguien te ayude a mover el colchón. No vaya a ser que, haciendo algo que es bueno para tu espalda, termines lastimándola.

A la vez que mueves el colchón, puedes probar a hacer un pequeña limpieza general pasando el aspirador para eliminar todo el polvo que pueda acumular.

Si quieres, puedes incluso ponerle bicarbonato sódico, en seco, sobre todo el colchón. Déjalo actuar un buen rato, incluso unas horas. Después, quita todo con un cepillo para ropa y pasa el aspirador.

No te olvides de aspirar con frecuencia en tu habitación y, en concreto, debajo de la cama. Esto, idealmente, deberías hacerlo una vez a la semana.

Para cada mancha, su truco

Pero, más allá de una limpieza general y un refrescamiento cada tanto, hay manchas que deben eliminarse lo antes posible para que el colchón no sea un nido de bacterias y eliminar olores indeseables.

Tengan el origen que tengan las manchas, hay dos cosas que hay que evitar: empapar el colchón y frotarlas. Esto solo va a empeorar las cosas.

Ponte guantes, aguanta la mancha con una toalla para que no se extienda. Y limpia mancha por mancha, si es necesario, repitiendo el proceso varias veces hasta que desaparezca. Cuando una esté lista, pasa a la siguiente.

Al terminar, enjuaga la zona. Pero, recuerda hacerlo con un paño o toalla muy escurridos.

En el caso de las manchas de saliva y sudor, las más habituales en colchones y almohadas, puedes utilizar un quitamanchas para tapicería o un limpiador enzimático.

Comprueba antes de aplicarlo que el limpiador es adecuado para el material del tapizado del colchón. La OCU también recomienda una pequeña cantidad de lavavajillas a mano suave disuelto en una taza de agua templada con unas gotas de vinagre blanco como opción.

Para eliminar manchas de sangrede un colchón, prepara una pasta espesa de bicarbonato sódico usando la menor cantidad de agua posible. Pon el colchón de lado y aplica la pasta. Después de unos 30 minutos estará seca y podrás cepillar suavemente el colchón para eliminar los restos.

Repite la operación hasta que salga la mancha. Por último, pasa suavemente una esponja humedecida en agua con sal. Un remedio rápido y eficaz para una mancha reciente consiste en aplicar agua oxigenada sobre la mancha e ir absorbiéndola con un algodón o una gasa.

Representación de ácaros vistos a través de una lupa

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Los ácaros del polvo son un problema tanto para alérgicos como para asmáticos.

Cuando hayas terminado humedece un paño limpio con agua para enjuagar suavemente la zona, luego aplica bicarbonato de sodio, déjalo reposar y elimínalo después con un cepillo suave o aspirando suavemente.

Si no funciona, cámbialo

Para las manchas de orina, previamente puedes tener la precaución de poner un protector extra para el colchón que sea impermeable, lavable y reutilizable. También hay salvacamas que no cubren todo el colchón, sino un área específica. Los hay de un solo uso y también reutilizables.

En el caso de estas manchas así como las de vómito, hay que actuar cuanto antes. Las sustancias químicas de este tipo de fluidos pueden dañar el colchón.

La recomendación de la OCU es que, tras quitar el exceso de fluidos, disuelve un poco de lavavajillas a mano o espuma para tapicería en agua templada y añade unas gotas de amoníaco. Aplica la mezcla sobre el colchón con una esponja o paño. Luego pasa un paño humedecido en agua limpia con unas gotas de antiséptico como alcohol o agua oxigenada y seca bien la zona con un paño seco o con papel absorbente como el de los rollos de cocina.

En cualquier caso, con cualquier mancha, no pongas el colchón en posición normal hasta que esté seco.

Para el colchón aplica el mismo principio que para el amor: es eterno mientras dura.

En el caso que nos ocupa, los fabricantes suelen recomendar un cambio cada 8 o 10 años. Aunque no es una ciencia exacta.

Pero si ya no te da lo que necesitas, si te molesta cada noche en vez de darte placer o descanso puede que sea el momento de buscar otras opciones.

FUENTE BBC MUNDO

Elecciones en Brasil: 3 claves para entender el áspero duelo entre Bolsonaro y Lula (¿y puede el izquierdista ganar en primera vuelta?)

 


Lula y Bolsonaro

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Lula y Bolsonaro están primero y segundo respectivamente en las encuestas de intención de voto en Brasil.

A primera vista, las elecciones de este domingo en Brasil pueden parecer una típica disputa latinoamericana por votos entre la derecha y la izquierda política.

Sin embargo, este duelo electoral que tiene como protagonistas al presidente brasileño de ultraderecha, Jair Bolsonaro, y al expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva es especial por donde se lo analice.

Las últimas encuestas colocan a Lula como líder en las intenciones de voto, con una ventaja de entre seis y 14 puntos sobre Bolsonaro. Algunas dejan abierta la posibilidad de que gane la presidencia en esta primera vuelta, sin tener que ir a un balotaje el 30 de octubre.

Pero la dureza de la lucha electoral, el ánimo de los votantes y, sobre todo, las dudas sobre cómo actuaría Bolsonaro ante una posible derrota, llevan a expertos en política brasileña como Marco Antonio Teixeira a advertir que esta elección es "atípica".

Tres claves ayudan a entender lo que ocurre en la mayor democracia de América Latina.

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1. Polarización extrema

Si bien hay 11 candidatos presidenciales registrados, esta elección en Brasil es un pulso entre Bolsonaro, de 67 años, y Lula, de 76.

La idea de organizar una "tercera vía" nunca se concretó en la práctica.

El candidato que sigue en las encuestas, el centroizquierdista Ciro Gomes, figura con menos de 10% de las intenciones de voto.

A diferencia de elecciones anteriores en que los contendientes se veían como adversarios, ahora hay una fuerte polarización donde se instaló la noción de "enemigo político", explica Vera Chaia, profesora de ciencia política en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo.

"Con el enemigo no tienes diálogo, no respetas al otro: eso es lo que está ocurriendo", dice Chaia a BBC Mundo. "La propagación del odio y la visión estrecha del candidato Bolsonaro hacen que esta elección sea muy exasperada".

Un hombre votando este domingo 2 de octubre en las elecciones legislativas y presidenciales, en Sao Paulo.

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Millones de brasileños salieron a votar este domingo 2 de octubre en un país polarizado.

Ese nivel de crispación se apreció claramente en el último debate de candidatos presidenciales el jueves por la noche, donde Bolsonaro y Lula intercambiaron acusaciones de mentir y tener pandillas dedicadas al desvío de fondos en sus gobiernos.

Durante la campaña, Bolsonaro planteó los comicios como "una lucha del bien contra el mal", se presentó como garante de los valores conservadores y cristianos, y se refirió a Lula como un "ladrón" que puede llevar a Brasil hacia un socialismo como el de Venezuela.

El presidente ha sido acusado de incitar la violencia política, con frases como la que lanzó en mayo al hablar de las alianzas de sus rivales: "Es bueno, un tiro solo mata a todo el mundo, o una granadita".

Bolsonaro ha negado que sus palabras estimulen la violencia.

Pero Lula lo responsabilizó por el homicidio de un simpatizante suyo que, según la policía, fue apuñalado en agosto por un seguidor del presidente tras una discusión política en un área rural del estado de Mato Grosso.

En julio, un militante del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula fue asesinado a tiros por un policía que irrumpió en su fiesta de cumpleaños que homenajeaba al expresidente y gritó: "¡Aquí somos de Bolsonaro!"

Un colegio electoral esperan a los votantes durante las elecciones legislativas y presidenciales, en Sao Paulo, Brasil,

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Así lucía un colegio electoral la mañana del domingo en Sao Paulo. Se espera que más de 100 millones de personas acudan a las urnas en esta primera vuelta.

Lula ha buscado ampliar su base electoral con acuerdos como el que alcanzó con su candidato a vicepresidente, Geraldo Alckmin, un exrival suyo de centroderecha al que derrotó en las elecciones de 2006.

Pero el líder izquierdista tampoco rehuyó de la confrontación directa con Bolsonaro, a quien ha calificado de "genocida" por su respuesta a la pandemia de covid-19, y sostuvo que en las elecciones se juega "la democracia contra el fascismo".

Con un debate alejado de las propuestas de gobierno, es probable que la tensión política aumente más en Brasil si ningún presidenciable supera la mitad de los votos válidos en la primera vuelta y hay un segundo turno entre Lula y Bolsonaro.

2. Un mar de angustias

Con este panorama, los brasileños parecen mirar con recelo la campaña electoral: tres de cada cuatro votantes (67,5%) teme sufrir agresiones por motivos políticos, según una encuesta de la firma Datafolha.

Pero esa está lejos de ser la única inquietud de la población.

De hecho, las mayores preocupaciones de los brasileños pasan por temas económicos como el desempleo o la inflación, así como por la salud, según distintos sondeos.

Fila de búsqueda de empleo en Brasil.

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La tasa de desempleo en Brasil cayó a 9,1% pero aun es una de las mayores preocupaciones de los votantes.

Esta elección será la primera en Brasil luego de la pandemia que golpeó con dureza al país y dejó más de 685.000 muertes mientras Bolsonaro comparaba el covid con una "gripecita" y se mostraba escéptico sobre las vacunas para combatirlo.

La economía brasileña entró en recesión en 2021 y, si bien volvió a crecer desde hace casi un año y la tasa de desempleo cayó a 9,1% en julio, la mejora está lejos de ser percibida por la población en general.

El 15% de brasileños (unos 33 millones de personas) pasa hambre y más de la mitad de la población padece (125 millones de personas) padece en algún grado de inseguridad alimentaria, de acuerdo a un estudio de la red Penssan.

Algunas noticias recientes han causado escalofríos.

El agosto, un niño de 11 años en la región metropolitana de Belo Horizonte llamó a una línea policial de emergencia para informar que no había "nada" que comer en su casa, luego de ver a su madre desesperada por la falta de alimentos para sus hijos.

Mujer con hijo en brazos busca comida en un armario.

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"La mayoría de la población brasileña está angustiada", dice Chaia. "En Brasil ocurrió un retroceso total: en lugar de ir para adelante, Brasil fue para atrás".

Muchos en el país añoran los años de 2003 a 2010 en que Lula gobernó en medio de un boom económico impulsado por altos precios de las materias primas y millones de personas ascendieron a la clase media con programas sociales del gobierno.

Bolsonaro y sus seguidores, en cambio, recuerdan el desplome que tuvo la economía brasileña bajo el mandato de la sucesora de Lula, Dilma Rousseff, y los grandes escándalos de corrupción que surgieron en los gobiernos del PT.

El propio Lula estuvo 19 meses preso por un caso de corrupción, pero el Supremo Tribunal Federal brasileño anuló sus condenas en 2021 por fallas en el proceso que condujo el entonces juez Sergio Moro, quien luego fue ministro de Bolsonaro.

Un hombre en Brasil muestra un plato que tiene escrita la palabra "hambre" en portugués.

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La el hambre y la inseguridad alimentaria moderada afecta a tres de cada 10 brasileños.

El gobierno de Bolsonaro, que también ha sido salpicado por denuncias de corrupción, aumentó 50% el programa Auxilio Brasil de subsidios a los pobres en agosto, hasta 600 reales (unos 115 dólares) por persona.

Pero nada indica que con esto el presidente haya eliminado la ventaja de Lula en las encuestas, que en las últimas semanas reflejaron una carrera estable.

3. Incertidumbre sobre el desenlace

Para que un candidato gane en primera vuelta, precisa superar la mitad de los votos válidos (es decir, descontando del total los sufragios en blanco o nulos).

Algunas de las últimas encuestas ubican a Lula próximo a ese umbral de 50% de los votos válidos.

Datafolha e Ipec, dos grandes encuestadoras brasileñas, proyectaron el sábado que el expresidente tenía el 50% y 51% de los votos válidos respectivamente.

Como el margen de error de esos sondeos es de dos puntos más o menos, señalaron que no es posible anticipar si Lula ganará en primera vuelta o irá a un balotaje con Bolsonaro en cuatro semanas.

Eso puede depender en buena medida del nivel de participación este domingo: los votantes de baja renta y escolaridad, que tienden a apoyar más a Lula, también suelen tener mayores índices de abstención. Por eso, el izquierdista llamó en los últimos días a votar.

Claro, las encuestas pueden errar y la diferencia entre los candidatos podría ser menor o mayor de lo que proyectan.

Pero lo que vuelve más peculiar esta elección es la incertidumbre sobre si Bolsonaro reconocería una victoria de Lula.

A semejanza de lo que hizo su "amigo" Donald Trump como presidente de Estados Unidos, Bolsonaro ha buscado sembrar dudas sobre la fiabilidad de las encuestas y, sobre todo, del sistema de votación de su país, sin presentar pruebas para ello.

Además ha repetido, como hacía Trump, que aceptará el resultado de las elecciones "siempre que sean limpias".

Jair Bolsonaro

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Bolsonaro ha planteado dudas sobre la fiabilidad del sistema electoral brasileño, sin presentar pruebas.

Muchos se preguntan si Bolsonaro se prepara así para actuar también como Trump en caso de ser derrotado y denunciar un fraude en su contra, intentando seguir en el poder.

"Nunca antes en la historia de este país (…) discutimos una reelección y también si el resultado será impugnado o no", dice Teixeira, politólogo de la Fundación Getulio Vargas, a BBC Mundo. "Eso es inédito en la democracia brasileña".

La preocupación es tal que un manifiesto en defensa de la democracia y el sistema electoral del país recogió en agosto la firma de más de un millón de brasileños, desde artistas y deportistas hasta intelectuales y expresidentes.

Bolsonaro pareció moderar su retórica en días recientes, por ejemplo al declarar que si pierde la elección pasará la banda presidencial y se retirará de la política.

Pero algunos cuestionan si eso respondió apenas a un esfuerzo del presidente por captar votos de centro.

Luis Inácio Lula da Silva

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Lula figura como favorito en las encuestas aunque es probable que tenga que disputar un balotaje con Bolsonaro.

Distintos analistas ven un riesgo de que, si el Bolsonaro denuncia un fraude en su contra, sus seguidores arremetan contra las instituciones como hicieron los trumpistas el año pasado en el Capitolio de Washington.

En los actos de Bolsonaro es común ver carteles pidiendo "intervención militar" y en plena campaña la policía registró las casas de empresarios simpatizantes del presidente por discutir en WhatsApp sobre la posibilidad de un golpe de Estado, aunque ellos niegan haber cometido delito alguno.

Las Fuerzas Armadas ganaron protagonismo en el gobierno de Bolsonaro, un excapitán del Ejército que ha expresado nostalgia por el régimen militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985 y ha elogiado a uno de los torturadores de ese régimen.

Para estas elecciones, los militares plantearon cuestionamientos a la justicia electoral sobre las urnas electrónicas y prevén hacer un seguimiento propio del escrutinio, algo también novedoso en el país.

Teixeira descarta que las Fuerzas Armadas brasileñas como institución tengan intenciones golpistas.

Pero advierte que las dudas planteadas desde la propia presidencia sobre el desenlace de las elecciones "dejan todo en un estado que contribuye a la inestabilidad".

FUENTE BBC MUNDO

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