viernes, 15 de marzo de 2013

Toronto, vida de barrio



Conoce tres personalidades de Toronto, una ciudad cosmopolita en la que se han establecido coreanos, hindúes e italianos, por mencionar algunas cuantas nacionalidades Ellos trajeron un pedacito de su tierra a estas latitudes de Norteamérica
 
 
 
 
Pequeña India, tatuada con henna

Un olor intenso a especias en la estación del Metro Coxwell indica que se ha llegado al mercado asiático más grande de América del norte. Esta parada explora cada rincón de Little India.
La vida cotidiana de este barrio es una película de Bollywood: mujeres envueltas en saris (telas de colores), puestos de frutas exóticas, encantadores de serpientes, danzas en las que el centro de atención está en las manos, turistas a bordo de bicis o motonetas a las que llaman rickshaws y los puestos de elotes dulces con picante.

 
La Pequeña India se despliega por toda la calle Gerrard East. Sobre las banquetas las mujeres practican el mehandi, el arte de pintar el cuerpo con henna. La tradición dice que sólo las futuras esposas pueden decorar sus manos y pies para favorecer la fertilidad y la felicidad, pero los hindúes de Toronto lo mismo tatúan a niños que a ancianos por menos de cinco dólares canadienses (unos 61 pesos mexicanos).
 
Los sabores del sur de Asia están bajo los velos de seda de Lahore Tikka House (1365 Gerrard St.). Los comensales se dan vuelo con un buffet de arroz, vegetales, pescados, mariscos, lentejas y mucho curry. Pero el mejor platillo es el alu matar, hecho de papas y chícharos bañados con salsa de tomate, cebolla y mostaza. Dos personas comen por 10 dólares. El postre lo consigues en los puestos ambulantes. Las besan ladoo, bolitas de harina de garbanzo tostado con almendras espolvoreadas.
 
Las mujeres encontrarán un paraíso de telas y piedras preciosas traídas desde Jaipur, Singapur y Dubai. Las tiendas más llamativas son las de los maniquíes con saris. Los lienzos de seda pura llegan a medir nueve metros de largo y se ajustan al cuerpo en diferentes modalidades; la más común: un extremo se ata a la cintura y el otro se lleva hasta el hombro, dejando el vientre al descubierto. En cada tienda habrá una costurera hindú para hacer ajustes e incluso asesorar sobre colores y estampados.
 
Las joyerías sólo son para aquellos con presupuesto para adquirir zafiros, esmeraldas, rubís, perlas y diamantes. Ante las imitaciones busca las tiendas certificadas en joyería, como Rana Gems (1419 Gerrad St.). También encontrarás vitrinas con bindis, elemento decorativo que usan las mujeres en la frente. Hay de plástico y de cristal.

En noviembre podrás presenciar el Diwali o Festival de las Luces, que celebra el Año Nuevo hindú e invoca al dios Lakshimí, quien otorga prosperidad y riqueza. Los negocios decoran con series de luces sus entradas, hay fuegos artificiales y las calles se iluminan con lámparas de aceite durante cinco días. Los vecinos abren las puertas de sus casas para compartir arroz y rondas de té de eucalipto.



La vuelta a Corea en 10 calles

Más allá del centro de Toronto, a lo largo de Bloor Street, al oeste de la ciudad y delimitado por las calles Markham y Christie, vibra el barrio coreano (Koreatown) en un centenar de letreros neón bilingües (en coreano e inglés) sobre las entradas de las tiendas de tofu, los restaurantes, las pastelerías, las florerías y hasta de los karaokes.
Koreatown es un barrio relativamente joven. La comunidad coreana llegó a Toronto en 1960, trayendo consigo sus costumbres, como las campanas detrás de cada puerta para alejar las malas vibras -que suenan cada vez que alguien entra a una casa o a un establecimiento- y hasta el gusto por la ropa con diseño.

Para sentirse en un pedacito del país asiático, hay que entrar al restaurante Song's Cooks (6-72 Steeles Avenue). Está dividido en dos secciones: la primera con mesas regulares y la segunda para comer como un verdadero coreano, en un suelo con calefacción, sobre esteras (tapetes) con la mesa a ras de piso. El menú incluye sopas de coliflor y gérmenes, fideos con carne de cerdo y res en salsas agridulces, arroz de cebada y mucho tofu. No tienes tiempo para una comida completa, guíate por lo letreros con las letras BBQ, son los favoritos de los universitarios, la máxima casa de estudios de Toronto está dentro del Koreatown. Pero la especialidad del Song's Cooks es el pollo frito con salsas agridulces, picantes, condimentadas. El snack no rebasa los cinco dólares .
 
Los inmigrantes también trajeron a la capital de Ontario, el hanji, el papel artesanal extraído del árbol morera, único en las dos Coreas. Los hay de diferentes colores y texturas, algunos con caligrafía y otros pintados a mano. Con los pliegos también se hacen lámparas y bolsas. También se teje para hacer ropa. Los ancestros lo utilizaban para vestir a sus difuntos. La única tienda donde lo encontrarás será en Hanji Hanmade Paper & Gifts (619 Bloor St. West).
 
A lo largo del barrio hay boutiques como Seoul Blanket (651 Bloor St.). Las compradoras ya se vieron con aquellos pantalones estampados y ajustados, con las medias de colores, la falda corta o la playera de cómic, pero en segundos podrían desilusionarse: si rebasan la talla cinco, deberán olvidarse del modelito. Las asiáticas se caracterizan por sus cuerpos estéticos.
Si se deprimen, est
án los karaokes para gritar las penas. Aunque la idea de cantar sobre una pista musical nació en Japón, los coreanos la adoptaron hasta convertirla en su actividad nocturna favorita. La popularidad del bar y karaoke BMB (593 Bloor St.) está en sus maestros que te ayudan a seguir con precisión las letras de algunas canciones. Entre cada ronda de canto aprovecha para refrescar las cuerdas vocales con soju, un fermentado de arroz, trigo y papa con alto grado de alcohol.
 
Foto: Archivo EL UNIVERSAL

Martinis en un pedazo de Italia
Después de la Segunda Guerra Mundial más de medio millón de italianos hicieron de Canadá su segunda casa. 300 mil se instalaron en Toronto, entre las calles de College, Euclid y Shaw, que hoy conforman el barrio de la Pequeña Italia.

Poco a poco, ese territorio se convirtió en una zona residencial, después en área comercial atiborrada de restaurantes, cafeterías, pizzerías, galerías, boliches, billares y bares de aire europeo. Las bandas de música callejeras, los festejos pamboleros, los helados cremosos, los capuchinos y los graffitis son la atracción que hace olvidar el Toronto moderno y cosmopolita.
 
Si la mañana te atrapa en College Street, haz una pausa para ocupar una mesa en el tradicional Cafe Diplomatico (cafediplomatico.ca). Que no te tiemble la voz para ordenar un tres "p", (pizza, pasta, y panni) y un capuchino con todo y carita feliz de espuma. La vianda es la favorita de los lugareños y de la actriz italiana Sophia Loren.
 
Entre paredes descarapeladas y fachadas de ladrillo y colores pastel dirige tu atención al arte callejero de SKAM, uno de los graffiteros más populares de Toronto. Hay que tomarse unos minutos para fotografiar su nombre en tercera dimensión y los rostros de mujeres, en Euclid Avenue, arteria principal del barrio.
 
Los souvenirs con historia están en The Arthur (550 College St). Deja que tus pasos hagan rechinar el piso de duela de esta tienda vintage, mientras husmeas en las maletas y vitrinas de Liz Ikiriko. La propietaria recaudó objetos de sus abuelos que ahora están a la venta.

Hay desde casas de muñecas en latón hasta un kit de té que incluye sombreros, guantes de seda y galletas por 70 dólares canadienses.
 
¿Quieres estar al último grito de la moda? Ponte en manos de los estilistas italianos de The Saloon (384 Harbord St). Su experiencia en las pasarelas de Milán te dejarán con un look europeo único. Mientras las secadoras y los cepillos trabajan, un fotógrafo puede capturar tu transformación. Los precios van de 10 ha 100 dólares canadienses.
 
Para probar un verdadero postre italiano ve a Dolce Guelato (697 College St.). Lo difícil será elegir uno de sus 56 sabores de sorbetes y helados. Habrá que hacer fila y esperar 10 minutos, aproximadamente, para un cono de yogur con blueberry, nuez con chocolate blanco o de frutas amarillas con maracuyá y mango, especialidades de la casa.
 
Cierra el día en Eat My Martini (648 College St.). Con el nombre sabrás la bebida que encabeza su lista. El bar de luces rojas, mesas negras y una terraza para la época de calor, reúne a un público que va desde universitarios a oficinistas. Un Ricky Martin (vodka, frambuesas, manzana y jugo de limón), un Foxy Lady (amaretto, licor de melón y jugo de arándano) y un Tropical Blaster (vodka, piña, naranja y manzana), seguro te alargarán la velada. Cocteles por seis dólares canadienses.
 
Foto: Archivo EL UNIVERSAL

GUÍA DEL VIAJERO
VISA
El costo para una entrada, 835 pesos. Múltiples accesos (válida por cinco años), mil 665 pesos. Se recomienda hacer el trámite tres meses antes de tu viaje. http://www.canadainternational.gc.ca/ci-ci/index.aspx?view=d.gc.ca/mexico

CITY PASS
Visita cinco atracciones principales de Toronto por 64 dólares canadienses.
Cómpralo en línea. citypass.com/toronto

TIPO DE CAMBIO
1 dólar canadiense equivale actualmente a 12.38 pesos mexicanos.

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