domingo, 1 de diciembre de 2013

Biodiversidad, clave de nuestro futuro

El término biodiversidad, según la Real Academia Española, define la “variedad de especies animales y vegetales en su medio ambiente”.  Es el resultado de cuatro mil millones de años de evolución según los procesos naturales, y también de la influencia de la actividad humana: estamos perdiendo la clave para la supervivencia de nuestra especie y no somos conscientes de ello.
 
 Los que han tomado conciencia lo convertirán en una moneda de cambio: por un lado vamos guardando en un búnker, altamente tecnificado, todas las semillas del mundo y por otro, destruimos las zonas dónde se conservan de forma natural. 
 
La diversidad puede resistir mejor a los cambios medioambientales. Por esta locura humana vamos perdiendo el legado natural a velocidades de vértigo y su conservación será la clave para nuestra supervivencia: ¿realmente valoramos su importancia?
 
Llevan tiempo circulando en las redes sociales dos fotos juntas: en una se ven los logos de unas conocidas marcas comerciales y en la otra un conjunto de hojas que pertenecen a distintas especies de árboles comunes de nuestros bosques. La gente se sorprende de saberse todas las marcas y de no acertar con las plantas. ¿Qué nos está pasando?¿Cómo hemos llegado hasta aquí en tan poco tiempo? 
 
Hemos pasado de conocer su uso, incluso medicinal, a no tener ni idea de lo que estamos viendo, y eso que manejamos más información que nunca a golpe de un clic en el ordenador, pero ahora es cuando menos conocemos de ellas. 
 
En los pocos años en los que hemos acabado desconectados de la naturaleza hace que, incluso, le tengamos miedo, aunque formemos parte de ella: ante lo desconocido el ser humano tiene miedo y no protegemos lo que desconocemos. Lo que no protejamos se perderá. Hemos olvidado que estamos conectados a ella y que la selección natural nos ha diseñado para observarla y sentirla, ayudándonos a encontrar sentido a la vida, a ser creativos y a hacernos preguntas siendo la fuente de un todo, nos hace sentirnos mejor, cultivar la imaginación, aumentar la sensibilidad, aumentar la capacidad para resolver problemas y, sobre todo, a no sentirnos el ser superior en el planeta. Como decía Víctor Hugo: “produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el ser humano no escucha”. 
 
 
La naturaleza necesita tiempo para revelar sus secretos y respetándola también nos respetamos a nosotros mismos. 
 
 

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