domingo, 5 de octubre de 2014

Métodos inteligentes para ampliar el mercado de los vehículos eléctricos

Para que Europa alcance sus ambiciosos objetivos de reducción de las emisiones nocivas, habrá que lograr una modernización drástica de su economía, basada en los combustibles. Una pieza fundamental de ese rompecabezas podría ser incrementar la comercialización de los vehículos eléctricos, los cuales funcionan con fuentes energéticas sin carbono y no emiten ni CO2 ni otros contaminantes. Estos vehículos aportan las ventajas añadidas de no generar vibraciones y emitir menos ruido.


Parking para vehículos eléctricos en Valencia
Parking para vehículos eléctricos en Valencia Efe


Dicho esto, hay que preguntarse por qué no circulan más coches eléctricos por las carreteras. Su costo es uno de los motivos, sin duda, pero otro escollo esencial es la autonomía limitada de estos vehículos, ya que reduce su atractivo como alternativa viable a los automóviles impulsados con combustibles fósiles. Así pues, se necesita una mayor eficiencia energética, de modo que se alargue la autonomía de su batería, y esto es lo que ha conseguido el proyecto financiado con fondos europeos OPENER (Optimal ENErgy consumption and Recovery based on a system network).

Sus artífices recibieron de la UE una inversión por valor de 4,4 millones de euros y han trabajado intensamente durante tres años, al cabo de los cuales presentaron dos prototipos de vehículos eléctricos en España. Se ha logrado una mayor autonomía de conducción, pero no mediante una mejora de las tecnologías usadas en la batería, sino gracias a que han desarrollado un sistema inteligente de gestión y recuperación de la energía, informa la agencia de la UE Cordis.

Concretamente, el equipo ha mejorado el sistema de frenado, el de navegación y los sensores del entorno. Además se ha instalado un dispositivo de control de crucero adaptativo (ACC) que garantiza una conducción más económica. De este modo, el vehículo cuenta con una función de trazado de rutas ecológicas que es determinante para conseguir eficiencia energética y dosificar la batería.

Otro «motor» del proyecto ha sido la seguridad. Así, el sistema ofrece indicaciones sensoriales enfocadas hacia la eficiencia energética pero que también emite otros avisos oportunos. Se aportan previsiones óptimas que dan información fiable sobre la autonomía restante, lo que evita sufrir paradas —potencialmente peligrosas— por quedarse sin batería.

En la práctica, todo ello se traduce en un automóvil inteligente que da al conductor consejos sobre el frenado en función de la densidad de tráfico y también sobre las rutas más adecuadas para limitar el uso de energía. De esta manera puede llegar a ahorrarse el 30 % de la energía sin perder mucho tiempo por el camino. Los integrantes del proyecto, otros revisores y ciudadanos ajenos al proyecto tuvieron ocasión de conducir los prototipos y probar sus prestaciones.

OPENER, que concluyó hace poco tiempo, contó con la participación de seis entidades asociadas de distintos países europeos a las que unía la convicción de que los vehículos eléctricos pueden y deben mejorarse. Este equipo confía en que su sistema se integre paulatinamente en la producción a partir de 2015.

La Unión Europea ya ha anunciado su deseo de que en 2020 haya entre ocho y nueve millones de vehículos eléctricos en circulación. Pero para ello habrá que resolver varios impedimentos, como aumentar la fiabilidad y durabilidad de las baterías y los supercondensadores de estos vehículos, reducir el peso y volumen de las baterías, la seguridad, el abaratamiento de costes, la infraestructura de recarga y diversas soluciones relativas a la conexión. Pese a todo, la electrificación del transporte (o electromovilidad) no deja de ser una prioridad para las investigaciones financiadas por la UE.

La Iniciativa Europea por unos Coches Verdes (IECV), a la que perteneció OPENER, se inició en 2011 en el contexto del Plan Europeo de Recuperación Económica. Se trata de una iniciativa pensada para apoyar la consecución de los ambiciosos objetivos climáticos de la UE, como es la reducción de las emisiones de CO2 en un 60 % antes del año 2050. A través de la EGCI también se apoya la investigación y el desarrollo de tecnologías para el transporte por carretera que presenten el potencial de generar resultados sostenibles.




Fuente: LA RAZON ES

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