sábado, 23 de julio de 2016

Peregrinación a pequeña isla irlandesa mantiene a salvo a pescadores locales


Se dice que la gente no vuelve por Navidad a la pequeña localidad irlandesa de Carna, vuelve por el día de San MacDara. Ese día, cada 16 de julio, cientos de personas hacen la peregrinación desde la costas de Carna, donde se habla gaélico, hasta la pequeña y deshabitada Isla San MacDara, para participar de una misa y bendición de botes. Los mantendrá a salvo durante el año, según los locales. REUTERS/Clodagh Kilcoyne
ISLA SAN MACDARA, Irlanda (Reuters) - Se dice que la gente no vuelve por Navidad a la pequeña localidad irlandesa de Carna, vuelve por el día de San MacDara.
Ese día, cada 16 de julio, cientos de personas hacen la peregrinación desde la costas de Carna, donde se habla gaélico, hasta la pequeña y deshabitada Isla San MacDara, para participar de una misa y bendición de botes. Los mantendrá a salvo durante el año, según los locales.
Se cree que San MacDara, el santo de los navegantes, construyó la pequeña iglesia de la isla en el Siglo VI. Luego de la misa, los botes fabricados en el lugar y conocidos como Galway Hookers, inclinan sus velas en la dirección de la iglesia tres veces para bendecir el año que sigue.
"Es como una segunda Navidad a mitad del año", dijo Cliona Ni Chualain, organizadora del festival de MacDara. Su familia es propietaria de un barco construido en 1895 llamado 'Blath na hOige', que significa "Flor de la Juventud".
"Lo he hecho desde que era bebé y para nosotros es una reunión familiar, una reunión de la comunidad. Es muy especial. Y cuando uno está en la isla hay una sensación de calma. No seré una católica practicante pero hay algo muy, muy espiritual sobre esto", agregó.
El pescador local Johnny Cloherty, de 58 años y originario de la cercana isla de Mweenish, cree que el peregrinaje, una de las pocas instantáneas de la Irlanda de antaño que aún perduran, lo ha mantenido a salvo en los últimos 40 años en el océano Atlántico, donde recoge algas y pesca langostas y cangrejos.
Pero como muchos en las pequeñas partes rurales del país, Cloherty, quien empieza su jornada a las 5 de la mañana y la termina a las 10 de la noche, ha visto la creciente partida de los jóvenes en busca de trabajo y un modo de vida diferente.

Quedan solo 30 barcos ahora y los días en que todos salían juntos por la costa irlandesa están disminuyendo ya que cada vez hay menos tripulación. "No creo que los jóvenes salgan a pescar. Es triste. En otros 10 años, ¿quién saldrá? Nadie sabe", concluyó Cloherty.
Fuente: Reuters

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