miércoles, 12 de enero de 2011

Tomate de ‘ramallet’, un cultivo amigo de la sequía

Resiste bastante bien la sequía, se conserva durante meses sin estropearse y sus características organolépticas le han llevado a ser uno de los productos estrella de la gastronomía de Baleares, formando parte de platos tan típicos como el pa amb oli. Se trata del tomate de ramallet, un vegetal que tradicionalmente se ha cultivado en un entorno en el que escasea el agua durante los meses de verano, lo que lo convierte en una especie de gran interés en un mundo cada vez más seco en el hay que optimizar al máximo el uso del líquido elemento.

Un equipo de investigadores del Grupo de Biología de las plantas en condiciones mediterráneas de la Universitat de les Illes Balears (UIB) ha realizado importantes descubrimientos sobre las particularidades de esta variedad de tomate, uno de los cultivos más representativos de las Islas Baleares. Los adelantos han sido publicados en la revista científica Plant, Cell and Environment y se inscriben en el marco del proyecto de investigación denominado Caracterización morfológica, productiva, cualitativa y genética de las poblaciones de tomate de ramallet de las Islas Baleares.

A diferencia de otras, esta variedad tiene dos cualidades que despiertan un gran interés desde el punto de vista agronómico. La primera tiene que ver con el proceso de maduración del fruto, que hace que se conserve de manera natural de un año al otro sin perder sus propiedades organolépticas. La segunda es su gran resistencia a la sequía, que permite un cultivo de secano, aspecto que parece estar estrechamente relacionado con la durabilidad del fruto.
Durante el año 2008, el equipo de investigación recogió muestras de tomate a lo largo y ancho de todas las Baleares, de más de 200 procedencias distintas, principalmente donadas por pequeños productores particulares. A partir de estas muestras se realizaron una serie de experimentos para caracterizar el tomate de ramallet.

En primer lugar, se hizo una caracterización genética y morfológica del fruto, en colaboración con el doctor David M. Francis, del Laboratorio de Genética y Mejora del Tomate de la Universidad de Ohio (Estados Unidos). Y si bien los resultados han mostrado una clara diferenciación entre el de ramallet y otros tipos de tomateras, también ponen de manifiesto la existencia de una elevada variabilidad genética y morfológica. Este hecho apunta a que las poblaciones actuales son resultado de diferentes procesos de hibridación entre distintas líneas a lo largo de la historia de domesticación y selección de esta variedad autóctona.

A partir de estos resultados se podrán establecer las bases para caracterizar correctamente al tomate de ramallet, evitando denominaciones falsas e intencionadas de este producto, que a menudo llevan a la confusión del consumidor. Una vez caracterizado se podrá inscribir al registro oficial de variedades vegetales del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino.

La preservación de las variedades locales de los cultivos es una de las políticas que se han demostrado indispensables para mantener una fuente de recursos genéticos que pueda proveer en futuros planes de mejora del cultivo, ya sea para hacer frente a plagas, al estrés ambiental o a los cambios en los gustos del mercado.

En este sentido, la conservación de la biodiversidad agrícola es una de las líneas prioritarias de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Por este motivo los investigadores de la UIB han creado un banco permanente de germoplasma de tomate de ramallet con la diversidad muestreada en las Islas Baleares. En concreto, se extrajeron semillas de cada una de las más de 200 procedencias distintas de este vegetal y se encapsularon al vacío, para guardarlas en condiciones de baja humedad y temperatura, en las que pueden permanecer intactas por un periodo que supera los 50 años, minimizando así el riesgo de pérdida de la diversidad genética.

En un segundo experimento se han evaluado los efectos diferenciales de la carencia de agua en la fisiología y la producción y conservación tras la recolección del tomate. Los resultados ponen de relieve cuál es la base fisiológica de su mayor resistencia a la falta de agua, comparada con las tomateras convencionales. En concreto, todos los análisis realizados demuestran que las tomateras de ramallet presentan una mayor eficiencia en el uso del agua y explican cuáles son las causas morfológicas, fisiológicas y moleculares de esta mayor eficiencia. Un descubrimiento de gran interés porque proporciona información básica de cara a planes de mejora de éste y otros cultivos. Además de suponer un avance para conseguir que las plantas produzcan lo mismo con un menor consumo de agua.

Otro resultado importante de este experimento es la demostración de que la durabilidad tras la recolección aumenta si las plantas han sido mantenidas con un riego deficitario, ya que a pesar de que la producción disminuya, la calidad física y la organoléptica aumenta. El siguiente paso que se tiene que realizar en este campo es averiguar qué genes son los responsables de la mayor resistencia a la sequía y durabilidad tras ser recogido para poder así regular el funcionamiento de forma satisfactoria.

Fuente: (el mundo.es)

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