La academia científica más antigua del mundo, la Sociedad Real  del Reino Unido, ha puesto a disposición de todos en internet su diario  histórico, que incluye unos 60.000 trabajos científicos.
 
La peste negra o bubónica, el Gran Incendio de Londres y hasta el  encarcelamiento de su editor son apenas algunos de los reveses que tuvieron que  superar las primeras ediciones de las Transacciones Filosóficas de la Sociedad  Real. Pero a pesar de las adversidades, la publicación, que apareció por primera  vez en 1665, sobrevivió.
 
Sus archivos abren una ventana al fascinante mundo del progreso científico  durante los últimos siglos.
 
Junto con ilustres ensayos científicos de Isaac Newton y Charles Darwin se  encuentran algunas joyas escondidas que datan de los albores de la revolución  científica, incluyendo truculentos relatos de estudiantes a los que les caen  rayos y transfusiones experimentales de sangre.
 
He aquí una selección de algunos de los cuentos curiosos que se encuentran en  el archivo antiguo.
 
Muerte por rayo, 1665
 
El doctor Wallis de Oxford escribió un ensayo sobre un espeluznante accidente  en un bote que ocurrió durante una tormenta en Oxford, Inglaterra, el cual dejó  un "desagradable olor a sulfuro en el aire". Rayos habían caído sobre un bote en  el que estaban dos estudiantes. Uno de ellos murió instantáneamente; el otro  "quedó atascado en el barro", aparentemente "con sus pies abajo y su parte de  arriba afuera del agua". Aparte de "un adormecimiento", no resultó herido, pero  no recordaba qué había pasado ni porqué estaba enterrado en el barro.
 
El doctor Wallis también detalla el examen post mórtem que él y otros le  hicieron al estudiante muerto. Reporta que el cuerpo no tenía heridas aparte de  una serie de marcas negras en el cuello, hombros y pecho "como si lo hubieran  quemado con un hierro caliente". Algunos de los botones de la ropa salieron  volando, apunta.
 
La vista desde la Luna, 1665
 
 
Bosquejos de la Luna de Galileo del Sideous nuncius o Mensajero  sideral, 1610
 
El astrónomo francés Adrien Auzout escribió sobre lo que "supuestos  habitantes de la Luna" verían si miraran en dirección a la Tierra.
 
"Yo pienso que a la gente en la Luna le parecerá que la Tierra tiene un  rostro distinto en las diferentes estaciones del año", escribió. Por ejemplo, en  invierno, cuando "casi nada es verde en una gran parte de la Tierra", o en  verano, "cuando campos enteros son amarillos".
 
Además especuló que los incendios forestales eran visibles desde la Luna.  Auzout fue elegido como miembro de la Sociedad Real en 1666 y durante un período  consideró la posibilidad de construir un enorme telescopio aéreo de 305m de  largo para observar a los animales de la Luna.
 
Viendo demasiadas estrellas, 1665
 "Una persona muy curiosa que está estudiando física en Leyden" (Leiden,  Holanda) escribió sobre las cosas raras que le estaban pasando a los cuerpos de  las personas. Entre ellas incluye a un estudiante de astronomía cuyos poros se  le bloquearon de tal manera que ya no podía sudar, tras pasar muchas noches  observando los astros en el frío y la humedad de la intemperie.
 
Relató además el trágico caso de una niña de 13 años de edad quien, desde que  tenía 6 años, llenaba sus bolsillos de sal y se la comía "como si fuera azúcar".  El cuento no tiene un final feliz. Eventualmente se "secó y se entumeció tanto  que no podía mover sus brazos y murió de inanición".
 
Destacados del archivo real
- 1672 Primer ensayo de Newton. Hizo el revolucionario  descubrimiento de que el color es una propiedad inherente de un rayo de luz y  que la luz blanca es una mezcla de otros colores 
 
- 1752 Volando cometas en una tormenta. Benjamin Franklin  indicó que los rayos son electricidad que fluye de las nubes a la tierra y que  esa electricidad puede ser recolectada artificialmente elevando una cometa  durante una tormenta. Funcionó y no lo mató 
 
Transfusión de sangre canina
 
Thomas Coxe escribió sobre una transfusión de sangre de un perro a otro.  Transfirió la sangre de un perro que sufría de sarna a uno que estaba sano, para  ver si el sano se infectaba.
 
Primero, consiguió "un viejo mestizo sarnoso" y lo alimentó con "queso y  leche". Luego transfirió unas 14 a 16 onzas de su sangre a las venas de un  spaniel sano. El efecto del experimento fue que el perro sano no se enfermó y el  sarnoso se curó en 10 días.
 
La bala tragada, 1668
 
El doctor Nathan Fairfax escribió del caso de una mujer que se tragó una bala  y la expulsó de su cuerpo de una manera sorprendente. La "pálida, corpulenta"  mujer "de mediana edad" había sufrido de problemas intestinales y un vecino le  había aconsejado que se tragara dos balas. Aparentemente eso la alivió  temporalmente pero sus síntomas retornaron y consultó al boticario del dr.  Fairfax.
 
A la mañana siguiente, cuando estaba usando su orinal, la mujer oyó un  "twang" y, junto con su orina, vio la bala. El doctor concluyó que "debe decirse  que la naturaleza, cuando la ponen en aprietos, encuentra extraños medios para  librar al cuerpo de lo que le es extrínseco y ofensivo".
 
1 comments:
k fabulosos son estos cuentos!!! gracias por publicarlos!!
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