jueves, 30 de septiembre de 2010

No jubilarse nunca, un nuevo fenómeno mundial

Más del 70% de la población en los países emergentes que goza de una posición económicamente holgada afirma que trabajará mientras tenga vida y salud, revela un estudio de Barclays Wealth. Los suizos no comparten esa visión.

Sólo el 34% de la población solvente estaría dispuesta a emular a hombres como Nicolas Hayek, el fundador de Swatch, quien trabajó hasta el último día de sus 82 años.

El gigante británico de administración de fortunas Barclays Wealth publicó este lunes (27.09) una reveladora visión sobre las jubilaciones en el siglo XXI.

El documento 'La Edad de la Ilusión: Cómo la población solvente redefine su futuro' revisa a fondo la percepción de futuro que tienen hoy los países desarrollados y los emergentes.

Cada uno de los 2.000 entrevistados, de 20 países, posee un patrimonio mínimo de 1,5 millones de francos suizos; lo que le permite decidir con tranquilidad si desea o no seguir trabajando después de los 65 años.

En las potencias en desarrollo, la idea de laborar mientras haya vida es una constante.

El 92% de los habitantes de Arabia Saudí manifiesta su interés por la 'no jubilación'; en Qatar y Sudáfrica, la proporción es del 89%; y en la región de América Latina, caracterizada también por poblaciones jóvenes, el 78% de los consultados apuesta por trabajar indefinidamente.

No obstante, los países desarrollados tienen otra visión.

En Singapur, sólo el 56% de los hombres y mujeres confirma su interés por continuar activos en términos profesionales después de los 65 años.

En Japón, el dato se reduce al 46%; en España, al 44%. Y son los suizos los más conservadores, ya que sólo el 34%, es decir, uno de cada tres, estaría dispuesto a trabajar después de los 65 años.

El efecto de la crisis

Thomas L. Kalaris, director general de Barclays Wealth, explica la brecha entre las poblaciones que quieren trabajar hasta su muerte, y aquellas que desean parar la vida productiva en la madurez.

“El 59% de los millonarios de los países emergentes tiene menos de 45 años; dato que contrasta con el 16% de Europa, o el 21% de los Estados Unidos”, cita.

Es decir, los países de Europa -con Suiza a la cabeza- han tenido cinco décadas o más para adaptarse a las provisiones para el retiro. Un concepto que no existe aún en la mayoría de las economías emergentes.

Además de la brecha demográfica, el factor crisis también ha jugado un papel clave en la planeación de las jubilaciones del siglo XXI.

Hasta el año 2008, muchos hombres y mujeres creían tener resuelta su vida económica gracias al patrimonio que habían amasado, o a una herencia recibida, pero tras el estallido de la crisis de los 'subprimes' se dieron cuenta de que el retorno de sus inversiones se alteró de forma sensible.

Descubrieron que factores externos son capaces de afectar seriamente su patrimonio, y esto se convirtió en un incentivo indirecto para alargar la vida productiva.

La salud, impredecible

El número total de años que viviremos y la salud de la que gozaremos es un misterio. No así la carga tributaria que enfrentaremos.

De acuerdo con el trabajo presentado por el grupo británico, el 73% de los encuestados estima que es perfectamente previsible la cantidad de dinero que necesitarán mensualmente para mantener su nivel vida.

No obstante, una vez más, mientras los habitantes de los países desarrollados son menos optimistas, los de los países emergentes se dicen confiados.

Frecuentemente, los futuros jubilados de los países 'jóvenes' no consideran cuánto puede afectar a su planeamiento financiero la llegada de una enfermedad grave después de los 65 años.

“Mientras los habitantes de India estiman que es perfectamente previsible cuánto dinero requerirán mes a mes durante su últimos años, los suizos son mucho más precavidos y conocen el impacto financiero de las enfermedades de la vejez”, señala el trabajo.

Y una vez más esto se explica en la experiencia que han acumulado las poblaciones añosas.

En contrapartida, a la hora de consultar si es previsible la carga tributaria que enfrentarán durante la jubilación, el 73% de los suizos afirma que es perfectamente predecible el volumen de impuestos que deberán pagar, frente al 34% de los británicos que tiene esta certidumbre, por ejemplo.

Productividad permanente

El documento pone sobre la mesa una nueva visión de las jubilaciones y su consecuente debate en el mundo.

Y aunque los suizos son conservadores en materia de jubilaciones, cuentan también entre sus filas con algunos ejemplos destacados de longevos empresarios que decidieron ser productivos hasta el final de sus días.

El más destacado es Nicolas Hayek, quien fundó Swatch e inició el rescate de la industria relojera suiza a la edad de 53 años y vio florecer de nuevo este sector cuando muchos de sus contemporáneos habían bajado las armas laborales.

De hecho, el último día de su vida, a los 82 años, transcurrió en su despacho de Biel.

Suiza es también uno de los países más activos de Europa en proyectos como el de los 'Ángeles de los Negocios', asociación dedicada a invertir y asesorar proyectos iniciados por emprendedores helvéticos.

La mayor parte de los denominados 'ángeles' son antiguos dirigentes de pequeñas, medianas o grandes empresas que aportan su conocimientos y experiencia, técnica y financiera, a empresas nacientes.

Y la clave del futuro que observamos la sintetiza Sarah Harper, profesora de Gerontología y directora del Instituto del Envejecimiento de la Universidad de Oxford, quien colaboró en el documento:

“La gente desea contribuir y ser productiva hasta el último día. Cada vez más jubilados invierten su tiempo en estudiar otra carrera, iniciar nuevos negocios u ofrecer consultorías especializadas. Y es que trabajar otorga un cierto estatus y nos regala la oportunidad de interactuar en equipo”, puntualiza.

Andrea Ornelas, swissinfo.ch

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