martes, 21 de septiembre de 2010

Las inversiones responsables, todo un negocio

Son ofrecidas por todo tipo de bancos y su grado de especialización se sofistica. Apoyan el respeto medioambiental o la rendición de cuentas; y condenan el pago de salarios desorbitados y la fabricación de armas.


En Suiza, los fondos responsables crecieron a un ritmo de dos dígitos mientras la economía mundial estaba en recesión, confirmando que “compromiso” y “rentabilidad” pueden hacer binomio.

Como mercado, las “inversiones sustentables” se tornan cada vez más interesantes.
Sólo en Suiza, el nicho de los fondos destinados a proyectos responsables sumaron 34.100 millones de francos suizos en diciembre del 2009, confirma la encuesta del Mercado Suizo de la Inversión Sustentable (EMSIS) elaborada por la consultora helvética OnValues.

Un dato para dimensionar los fondos comprometidos: son un tercio del dinero total que se requeriría para terminar con la pobreza extrema que hay en el mundo, según estimaciones de Ban Ki Moon, secretario general de la ONU.

Y las inversiones responsables son, por otra parte, capaces de avanzar a contracorriente. Su volumen creció 63% en 2009, mientras el grueso de las economías del mundo aún estaba en recesión.
Este año, los expertos estiman que avancen al menos 15%.

Trajes a la medida

Hablar de fondos responsables es enunciar un abanico de opciones casi infinito en 2010.

Los hay éticos, que dejan fuera a toda empresa ligada a la producción de tabaco, alcohol, armamento, juegos de azar o pornografía; activistas, que ejercen presión sobre las empresas a favor de la responsabilidad social o ambiental vía sus votos en las asambleas de accionistas, con la Fundación Ethos a la cabeza; y los hay temáticos, especializadas en reciclar desechos o promover las energías renovables.
Verdaderos “trajes a la medida” de quien invierte.

Ivo Knoepfel, Director General de onValues explica a swissinfo.ch: “Los inversionistas están cada vez más conscientes de la necesidad de cuidar el medioambiente y promover los negocios sustentables”.

Son cada vez más selectivos y buscan fondos que financien empresas con buena gobernanza, ajenas a los escándalos y convencidas de pagar salarios generosos, pero no desorbitados, a sus directivos.

Y además del inversionista individual, acota Knoepfel, están los fondos de pensión. Los inversionistas institucionales son también clientes cada vez más minuciosos y exigentes con respecto a las características de las empresas que conforman sus portafolios.

Y la plaza financiera suiza se ha adaptado, en general, a las nuevas circunstancias.

El inversionista ejerce el poder

En enero del 2009, la Fundación Ethos -organización suiza constituida por un centenar de inversionistas institucionales que promueven el desarrollo sustentable- marcó un hito en Suiza.

Dominique Biedermann, director de la fundación, consiguió que tres gigantes del espectro empresarial helvético, UBS, Credit Suisse, y Nestle, se comprometieran a escuchar a sus accionistas minoritarios y a considerar su opinión en materia de remuneración a sus altos ejecutivos.

Este mes inició operaciones en el mercado un nuevo fondo del banco Pictet (Environmental Megatrend Selection), un lanzamiento que fue asesorado por la Fundación Ethos a cambio de un compromiso concreto por parte del banco.
La fundación exigió que las compañías que integren el fondo se “comprometan a mejorar su desempeño ambiental, social y sus prácticas de gobernanza (rendición de cuentas)”, explica la fundación.

Para Dominique Biedermann: “Entablar un diálogo con una empresa tiene sentido lo mismo en el ámbito social, medioambiental y de gobierno corporativo. Pero también aporta en materia de valor adquirido en el largo plazo. El diálogo y los compromisos son enriquecedores en todos los sentidos”.

Una sociedad activa en un campo polémico en el rubro medioambiental puede enfrentar graves problemas por riesgos imprevistos de largo plazo; escuchar a los inversionistas y revisar prioridades, puede ser garantía de una mejora en su desempeño financiero, acota el experto.

Todos los bancos

En 2010, prácticamente la totalidad del espectro bancario suizo se ha adaptado a esta nueva generación de inversiones.

En su sitio web, UBS ofrece un amplio apartado para las llamadas inversiones responsables y sustentables (SRI por sus siglas en inglés) que le comprometen a adoptar criterios de inversión respetuosos del medioambiente, la prohibición del trabajo de menores y/o las inversiones en compañías asociadas a la producción de armas de guerra.

Credit Suisse, en tanto, ofrece asesoría personalizada y en línea sobre “cómo invertir de forma responsable y con pleno conocimiento de causa”. Su argumento principal es que es posible rentabilizar el capital y realizar inversiones con sentido.

Y de cinco años a la fecha, la lista incluye a los bancos regionales Raiffeisen, Swisscanto, el banco Sarrasin o Pictet, una de las instituciones financieras que más fondos temáticos ha desarrollado vinculados al medioambiente, el agua o las energías renovables.

Atractiva rentabilidad
Para un inversionista, la prioridad es el premio que recibe a cambio de sus fondos.
¿Es equiparable la utilidad que genera una inversión responsable con respecto a una que no lo es?

La respuesta de Ivo Knoepfel es un “sí”, sin titubeos.

El Director de OnValues explica los rendimientos de los fondos sustentables suelen ser tan atractivos como los de cualquier otro tipo de inversiones.
En algunos negocios, detalla, la tasa de retorno puede ser incluso superior, como en el caso de compañías dedicadas a las energías renovables o la innovación tecnológica.

No obstante, alertó que como en los otros instrumentos, a mayor oportunidad de obtener ganancias, también mayor riesgo asumido.

Pero, concluye, en general puede hablarse de rendimientos semejantes, con la gran diferencia de que el inversionista se implica con empresas comprometidas y transparentes, una decisión que vale la pena tomar.

 
Andrea Ornelas, swissinfo.ch

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