domingo, 27 de marzo de 2011
Los afectados por el terremoto en Birmania necesitan agua y alimentos
Bangkok, 27 mar (EFE).- Los afectados por el terremoto registrado en  Birmania (Myanmar) el pasado jueves necesitan agua y alimentos, mientras  se generaliza la opinión de que el rescate de las víctimas sería más  rápido con los medios adecuados.
Sin embargo, los medios de  comunicación birmanos, todos ellos controlados por el Estado, informan  hoy a la población de una situación bajo control y con las operaciones  de asistencia humanitaria en marcha.
Además, mantienen la misma  cifra del sábado de 73 muertos, 125 heridos y 224 casas, 11 centros  religiosos y 9 edificios gubernamentales colapsados.
En Tailandia hubo otra víctima mortal, una mujer que murió mientras dormía cuando se le derrumbó encima una pared.
La  Oficina de Ayuda Humanitaria de la ONU (OCHA) calcula con informaciones  de UNICEF y otras organizaciones humanitarias que operan en la zona que  el número de afectados ronda los 110.500 (95.000 en Tachilek, 9.000 a  Tarlay y 6.500 a Mong Lin), mientras que las autoridades birmanas omiten  de momento este dato.
El diario "La Nueva Luz de Myanmar", que al  editarse en lengua inglesa es el que emplea regularmente el régimen  militar para publicar sus mensajes a la comunidad internacional, dedica  su portada de la edición dominical a la rauda y eficaz respuesta del  régimen.
Una foto presenta un almacén repleto de productos de  primera necesidad, al lado otra muestra al comandante general Aung Than  Htut, del Ministerio de Defensa, entregando ayuda a un damnificado, y en  la parte inferior incluye una tercera con el siguiente pie: "Ayuda  humanitaria como ropa, alimento, sacos de arroz y medicinas para las  víctimas del terremoto son descargadas".
Pero la información que  difunde la disidencia y los grupos rebeldes que operan en la zona  afectada describe un escenario distinto.
"Los muertos son muchos  más de lo que dicen los números oficiales. Hay muchas personas que  siguen desaparecidas (nadie ofrece un dato estimativo)", afirmó el  reportero birmano Puenkham Payakwong, en unas declaraciones telefónicas  al diario tailandés "Bangkok Post".
Este vecino de Tachilek, una  población birmana fronteriza con Tailandia, añadió que hay muchas casas  destruidas, que los desplazados han buscado cobijo en monasterios  budistas o llevan desde hace tres días en la carretera, que la ayuda no  llega a todos los necesitados y que es un caos.
En Tarlay, a unos  40 kilómetros al norte de Tachilek, casi todos los edificios han  resultado dañados, si no destruidos, y se teme que haya muchas víctimas  bajo los escombros, pero el acceso por carretera está restringido y los  controles de los cuerpos de seguridad solo dejan pasar a los que prueban  que tienen a un familiar en la población.
Un cooperante de la  Cruz Roja de Myanmar en Tachilek calculó que la cifra de muertos se va a  duplicar, pero "los trabajos se ven entorpecidos por el hecho de que  faltan especialistas, equipos y perros entrenados", según el medio  disidente "The Irrawaddy".
El hospital de Tachilek, que tiene que  atender a los heridos que llegan de Tarlay y otras aldeas de la región,  se encuentra desbordado con más de 700 pacientes, de los cuales solo los  graves tienen derecho a una cama y los demás han tenido que buscar un  hueco en sillas o en el exterior, a la vista de los transeúntes.
A  pesar de la situación, los soldados que vigilan el paso aduanero que  conecta esta ciudad con la tailandesa de Mae Sai no dejan pasar para  ayudar a ningún médico del otro lado de la frontera, bien sea tailandés o  de otro país.
Tachilek, Tarlay, Mong Lin, Ja Kuni, Mong Koe, Wan  Lon, Pa Line, Kong Sar, An-khan, entre otras poblaciones afectadas, se  ubican en el estado Shan, en el este de Birmania, una zona montañosa  incluida en el "Triángulo dorado de la droga" y donde convergen las  fronteras de Birmania, Tailandia y Laos.




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