domingo, 5 de junio de 2011

La comida europea, en cuarentena

La crisis de los pepinos desata la alarma y pone bajo sospecha la seguridad alimentaria en la UE

Nunca un pepino supo tan amargo y nunca dio tanto que hablar. El primer caso documentado de E.coli data del día 14 de mayo. Tres semanas después, la bacteria sigue siendo un misterio y ha desencadenado la psicosis con un efecto dominó en toda Europa. Una veintena de muertes, el veto a las verduras y hortalizas, y un sector agrario teñido de negro son algunas de las consecuencias. Pues bien, más de veinte días después, sigue sin tenerse noticias del foco de la bacteria mortal, a pesar de que hay más controles que nunca y las alertas sanitarias funcionan como jamás se pudo imaginar. Sin embargo, no sabemos lo que comemos, tal y como certifica la media de 180 alertas alimentarias que se activan cada año en el Estado español por factores que van desde incumplimientos de etiquetado hasta presencia de bacterias y alergenos.
Lo corrobora el conocido virólogo Juan José Badiola. A juicio del presidente del Consejo de los Colegios Veterinarios de España, "desde el problema surgido con las vacas locas y la gripe aviar, la Unión Europea ha incrementado mucho el paquete de medidas de higiene y todos los estándares de seguridad y calidad alimentaria se han ampliado. La cadena alimentaria es completamente segura", enfatiza. No obstante, afirma que "hoy por hoy no se puede hablar de seguridad ni de calidad alimentaria, si no se realiza una producción adecuada en el campo".
El catedrático de Sanidad Animal, Elías Rodríguez Ferri, coincide en que "desde la aprobación del Libro Blanco de Seguridad Alimentaria en el marco de la UE, que permitió la introducción de un sistema de trazabilidad que hace posible seguir el camino de un determinado producto desde la huerta o la granja hasta la mesa, unido a las técnicas de detección y caracterización de todo tipo de patógenos, este tipo de situaciones son excepcionales". "Los avances en seguridad alimentaria no excluyen, de forma ocasional, incidencias que deben de ser investigadas, corregidas y utilizadas para ajustar puntos débiles de la cadena alimentaria y evitar su repetición", matiza.
Pero a la ciudadanía le resulta difícil de entender por qué seguimos con semejante grado de confusión y con cantidad de alimentos en cuarentena. El grado de desconcierto es de tal calibre que Alemania se ha visto obligada a ampliar la búsqueda del foco bacteriológico, entre otros productos, al agua mineral sin gas. Y es que los beneficios de la globalización se derrumban en cuestiones de salud. "En la UE, con la libre circulación de bienes, personas y servicios cuando ingresa una enfermedad se disemina por todos sus países", señalan los expertos, lo que también provoca una gran exageración a la hora de comunicar a la ciudadanía los riesgos. "Por parte de los alemanes, no ha habido ninguna proporción", subraya el doctor Javier Aldaz, director el Servicio de Seguridad Alimentaria del Gobierno de Nafarroa. "Pero si no hubiera ninguna alerta, es porque no estaríamos haciendo bien nuestro trabajo de control", manifiesta.
Crisis de confianza
¿Cómo lavar la imagen?
La crisis de confianza que se genera con estas alertas es de consecuencias impredecibles y ninguna campaña de marketing sirve para lavar la imagen del producto afectado. Así, al campo almeriense le costó entre dos y tres meses recuperar su imagen tras la crisis del pimiento, y solo comenzó a vender género cuando se acabó la oferta de otros países competidores.
Desde la crisis del aceite de colza, los órganos supervisores en España son de los más altos de Europa. Pero los hipermercados se contagian del pánico y el daño está servido. El presidente de Cooperativas Agro-alimentarias, Fernando Marcén, insiste en que la actitud de las autoridades alemanas ha provocado la "histeria colectiva" de distintos países, que empezaron a cerrar las fronteras a los productos españoles. Esto supone una crisis comercial gravísima y afecta al primer sector de la agroalimentación en España, al buque insignia, porque los productos hortofrutícolas se exportan a casi todos los países y las pérdidas, calculadas con precaución y a la baja, se estiman en 200 millones de euros semanales.
De las dioxinas al anisakis
Epidemias cada dos por tres
En los últimos años, son varios los brotes epidémicos y crisis alimentarias que han disparado la preocupación entre la opinión pública. Aunque los casos de vacas locas y gripe aviar han sido los de mayor repercusión, la lista se completa con otras muchas intoxicaciones. Así, en mayo de 1999 trascendió un problema con dioxinas en pollos y cerdos belgas. Se descubrió que fue un empresario belga quien introdujo la dioxina en la cadena de alimentación al reciclar grasas y aceites en la fabricación de pienso para pollos, que también llegó a España. La contaminación clausuró 5.000 explotaciones en toda Europa.
Las marcas bandera tampoco están exentas de complicaciones. En junio de 1999, Bélgica, Holanda y Luxemburgo retiraron del mercado varios productos de Coca-Cola tras registrarse cerca de 200 intoxicados. Las botellas procedentes de la fábrica de Amberes contenían un exceso de dióxido de carbono, y también se encontró raticida en los palés de transporte de las latas fabricadas en Dunkerque. Los médicos descubrieron en algunos de los afectados una destrucción excesiva de glóbulos rojos en la sangre.
La repercusión de la gripe a
La pandemia que no existió
Ya en el 2002, el benzopireno saltó a la palestra tras encontrarse niveles de hasta 400 veces superiores a los tolerables en el aceite de orujo de oliva (un refinado de los orujos de la aceituna, más barato que el aceite de oliva virgen). La entonces ministra de Sanidad, Celia Villalobos, procedió a la retirada del aceite de orujo por el presunto riesgo sanitario. Ni siquiera el pescado está libre de sobresaltos. El anisakis, un parásito capaz de causar enfermedades, revolucionó el sector y se extremaron las medidas de seguridad en pescaderías y hogares, mientras que el consumo caía en picado.
En abril de 2009, un brote de gripe detectado en México causó más de veinte muertes. Poco después se conoció que la causa no era un virus exclusivamente porcino, sino la nueva cepa de gripe A. Esta epidemia generó una enorme alarma y gran repercusión mediática, con un impacto económico brutal para los sistemas sanitarios públicos que no tuvo correspondencia ni con el número de casos ni con su mortalidad. Ahora le ha tocado el turno al E.coli. De momento, esta alerta está en su máximo apogeo y las autoridades sanitarias ya señalan que el contagio con la bacteria, propagado a una decena de países europeos, podría ser el más letal en la historia de la Humanidad. ¿Amenaza real o alarmismo innecesario?
l EEB. Los primeros casos de la nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (un trastorno neurológico que ocasiona una disminución rápida de la función mental y del movimiento) se registraron en Reino Unido en los años 90.
l 171 fallecidos. Desde 1990 se ha informado de 171 muertes por la variante de Creutzfeldt-Jacob en el mundo, la mayoría en Reino Unido y Francia. En España se han registrado cinco fallecidos, la primera víctima mortal se confirmó en 2005.
l Psicosis en el consumo. En 2001, las organizaciones de agricultores y ganaderos cuantificaron en unos 140.000 millones de pesetas las pérdidas provocadas por la crisis de EEB en las reses. Y es que toda la psicosis se inició cuando la ministra de Sanidad, Celia Villalobos, recomendó a las amas de casa "no echar huesos de vaca al caldo".
l Cae la venta de ternera. Aquel año resultó catastrófico para la venta de carne de vacuno: la caída global del consumo rondó el 20%.
l Gripe aviar. El primer brote conocido en humanos surgió en 1997, asociado a una enfermedad de transmisión entre aves. Los casos se extendieron por Asia, donde se exterminaron millones de aves de corral.
l El temible H5N1 Posteriormente, el virus H5N1 se extendería por Italia, Grecia, Austria, Alemania, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia, Francia y, en julio de 2006, a España. La UE aconsejó tener antivirales para el 25% de la población y vacunar de la gripe común a la población de riesgo.
l Un brote más limitado. La OMS calcula que en la última década, más de 250 personas han muerto a causa de la gripe aviar, muchas menos de las previstas por esta institución.
l Cepa desconocida. La Organización Mundial de la Salud asegura que la cepa de la bacteria E.coli que ha causado 17 muertes en Alemania, una en Suecia y más de 1.600 casos de personas infectadas en Centroeuropa es una nueva mutación desconocida hasta ahora.
l Levantan la alerta. Un día después de que Alemania confirmara que los pepinos españoles no eran portadores de la bacteria letal, la UE levantó la alerta alimentaria decretada para los pepinos españoles.
l Misterio. La potencia germana continúa declarándose incapaz de saber de dónde procede el E.coli y por qué ataca con tanta virulencia.

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