jueves, 30 de junio de 2011

La banca verde o el otro escollo para HidroAysén


Fueron 2.649 las observaciones que tuvo que responder el proyecto HidroAysén la primera vez que ingresó al sistema de evaluación de impacto ambiental (EIA) en 2008. La enorme planta hidroeléctrica que se quiere levantar en la Patagonia chilena debió responder cada una de esas observaciones ante comisiones especializadas conformadas por expertos y políticos. Tres años, después, la iniciativa impulsada por las principales eléctricas de Chile sigue teniendo que dar respuestas, aunque ya no a un grupo reunido en una sala de reuniones al ritmo de un café: si bien la Comisión de Evaluación Ambiental de la Región de Aysén dio luz verde a la iniciativa, un 74% de la ciudadanía la rechaza y piensa que el costo ambiental será mayor que el beneficio. Hasta 40.000 personas han marchado para manifestarse en su contra y por el impacto de inundar zonas vírgenes de alto potencial turístico y ecológico, lo que ha impulsado un fuerte debate sobre los proyectos energéticos en Chile.

Los obstáculos para HidroAysén no terminan con la aprobación de su Estudio de Impacto Ambiental y la necesidad de validarse ante la ciudadanía. El paso siguiente es buscar financiamiento en el mercado de capitales. Muchos podrán pensar que los méritos del proyecto, más el hecho de estar asociado a importantes grupos empresariales con indudable respaldo -como el de la eléctrica chilena Colbún y la italiana ENEL- implicaría que su financiamiento -US$7.000 millones- es fácilmente obtenible en un mercado de capitales internacional ávido por financiar proyectos en países emergentes.

3
Share
La solución típica del mercado de capitales para este tipo de iniciativas es el mecanismo de Project Finance, destinado a la materialización de proyectos de inversión de gran envergadura. Su principal característica es que el repago del crédito se produce en el momento en que se finaliza el proyecto, con la generación de sus propios flujos financieros. La manera en la que se estructura depende del tamaño de cada proyecto, la necesidad de flujos para el desarrollo de las distintas fases, su plazo de vencimiento y las condiciones contractuales del pool de bancos que participa en la operación. Es acá donde puede surgir un nuevo tipo de escollos para todas las grandes iniciativas como Hidroaysén distintas a las burocráticas y las populares.
 
Hace un tiempo la prensa informó la negativa de algunas instituciones internacionales -entre las que se encontrarían bancos españoles y el BID- a otorgar financiamiento a las represas patagónicas. ¿La razón? “Sus elevados impactos sociales y medioambientales  según los criterios establecidos en materia de project finance”, según dan cuenta medios de comunicación internacionales.

La banca internacional ha conocido en el pasado reciente la amarga experiencia de financiar proyectos y negocios que afectaron negativamente su entorno desde el punto de vista medioambiental y social. En respuesta a esto hace ocho años fueron creados los Principios del Ecuador, una guía de autorregulación para que los banqueros evalúen el financiamiento de proyectos bajo criterios de sustentabilidad, es decir, incorporando el análisis de riesgo medioambiental.

El mercado de capitales internacional aprendió la lección y ha internalizado que un buen manejo ambiental y social está directamente relacionado a un menor riesgo crediticio. Una empresa que no opera bajo estos principios genera para el banco dos riesgos adicionales: de imagen y de portafolio.

Chile, así como toda América Latina, tiene un importante portafolio de iniciativas que esperan su implementación en los sectores forestal, minero y eléctrico. Sería esperable que se genere un espacio de convergencia de criterios, donde la relevancia de medir el impacto medioambiental de los procesos productivos sea un acuerdo en la agenda publico-privada.

Los bancos están bajo una tremenda presión. Existen informes públicos que dan cuenta del comportamiento de los bancos y las instituciones financieras respecto del financiamiento de proyectos controversiales. En su informe European banks financing controversial companies, la fundación Profundo muestra los proyectos “con algun grado de cuestionamiento” financiados por 13 bancos. Al menos cuatro de ellos corresponden a empresas chilenas, incluido HidroAysén.

Para ser justos, el mundo financiero, además de estar protegiendo sus activos, busca con estos principios políticas y productos que aporten e incentiven la inversión sustentable. Este nuevo espíritu de la banca internacional es fomentar los negocios, buscando solucionar los problemas de la no sustentabilidad. Se han creado fondos especiales para el financiamiento de proyectos “verdes”, bonos bancarios a plazos y tasas fijas para estas iniciativas, además de apoyo al micro-crédito y al combate a la pobreza. En Chile, las empresas han avanzado a través de la Responsabilidad Social Empresarial. La novedad es que hoy ya no basta con cumplir las normas locales.

Las empresas deben buscar el financiamiento en la etapa inicial de los proyectos, pero hasta ahora, la tarea suele ser parte de la etapa final. Si la iniciativa es rechazada o se le exigen cambios en su etapa final, es muy costoso, pues hay que volver a hacer los estudios, en cambio si se ve en la etapa inicial, eso se evitaría. La nueva tarea de la banca es asesorar y acompañar a los clientes para que tengan buenos proyectos  sustentables en el tiempo. No hay certeza de que la sociedad permita que el proyecto exista. El riesgo de repago, que se ve incrementado dado el nivel de rechazo y el daño medioambiental, no es indiferente.

Fuente: ( America Economia )

LO MAS LEIDO