martes, 28 de diciembre de 2010

Galápagos: ¿el principio del fin de un paraíso?

Por Rosa Amelia Fierro, swissinfo.ch

Mientras que allí se incrementa la población, el turismo y la pesca industrial, disminuye de manera alarmante el número de individuos de especies endémicas.

Desde Suiza, la Asociación de Amigos de las Islas Galápagos nada a contracorriente en un esfuerzo para salvar esa riqueza natural.



 
¿Un trabajo de Sísifo? Hendrix Hoeck, presidente de la ASAIG, evita dar una respuesta directa. Como biólogo marino y exdirector de la Estación Científica Charles Darwin en Puerto Ayora (capital de la Isla Santa Cruz), ha visto de cerca el deterioro paulatino de la segunda reserva marina más grande del mundo.

Uno de los muchos ejemplos: en los años 70 había 40.000 lobos marinos de dos pelos, hoy su población no pasa de 6.000. “Las especies que dependen de los recursos marinos están disminuyendo”, señala Hoeck.

Una de las causas: “En los últimos diez años la población isleña creció de 15.000 a 50.000 habitantes, aunque la cifra oficial es de 25.000. La mayoría reside en Santa Cruz, enclave del turismo. Inicialmente 97% de la superficie de las islas era parque nacional y 3% asentamiento humano”.

Sin embargo, el año pasado el gobierno ecuatoriano destinó 70 hectáreas de parque a la nueva urbanización El Mirador porque en Puerto Ayora ya no había espacio”, refiere Hoeck a swissinfo.ch.

La población aumenta exponencialmente porque los ecuatorianos de tierra firme van a las Galápagos en busca de trabajo. Y es que el archipiélago es el destino turístico más importante de Ecuador. “Recibe más de 170.000 turistas al año, y con ellos entran plantas y animales exóticos, enfermedades y basura que ponen en peligro a las especies nativas”.

Ratas, perros y otros mamíferos introducidos han puesto al borde de la extinción a dos especies de aves emblemáticas de la teoría de la evolución, el pinzón de manglar y el cucuve de Floreana, denuncia el biólogo.

Emblemática tortuga gigante con un GPS en el caparazón.
Emblemática tortuga gigante con un GPS en el caparazón. (ASAIG)

Piqueros e iguanas financian al estado ecuatoriano

Según Hoeck, el turismo en las Galápagos reporta a Ecuador alrededor de 500 millones de dólares anuales, pero menos de la mitad de esta cifra se reinvierte en las islas. “Es decir, cada iguana marina o piquero de patas azules contribuye a la economía de Ecuador”.

El turismo, reflexiona Hoeck, no es de por sí negativo, “pero debe estar bajo control, contar con infraestructura, con personal cualificado. No se trata de crecer a cualquier precio”.

Pesca industrial y tráfico de cocaína en la reserva

Según Hoeck, el peligro más serio para la reserva es la pesca industrial, “que arrasa con todas las especies, pues los barcos operan con redes de hasta 60 kilómetros de largo. Es un desastre”.

Y en este sentido, critica también a la Unión Europea. “Sus lineamientos, restricciones y vedas han hecho que la flota pesquera más grande de Europa, la española, se traslade al Pacífico y pueda pescar, gracias a convenios dudosos, bajo bandera ecuatoriana”.

Hoy, agrega, es un secreto a voces que hay pesca industrial dentro de los 130.000 kilómetros cuadrados de la reserva marina. ¿Cómo controlar ese espacio con embarcaciones precarias, con autoridades que cierran los ojos o dan permisos a barcos industriales?, se pregunta.

La corrupción, prosigue Hoeck, ha provocado que la reserva se haya convertido además en ruta del narcotráfico. “La cocaína destinada a México y Estados Unidos se transporta también a través de las Galápagos. Barcos que pescan tiburones para sacarles la aleta se prestan para transportar la droga. Se han encontrado cargamentos de cocaína camuflados entre aletas”.

Por otro lado, Estados Unidos y la Unión Europea han prohibido la importación de aletas de tiburón procedente de las Islas Galápagos, mas no aquellas de las costas del Ecuador continental. ¿Y cómo diferenciar una de otra?, cuestiona otra vez el investigador. 

El viaje de los albatros, lleno de riesgos

Ante tal situación, las declaraciones por el Año Internacional de la Biodiversidad, este 2010, no son sino palabras vacías. “Pero hay que seguir batallando”, expresa Hoeck.

En su opinión, una manera de preservar las Galápagos en su estado actual, ya bastante mermado, es crear conciencia, también en Suiza, de su valor cultural y científico. Con este fin se creó la ASAG que, además de una labor de sensibilización, realiza y financia proyectos en el archipiélago.

“Este año hemos colocado GPS en varios animales, como en los albatros. En este caso hemos observado que anidan en la Isla Española y desde allí la pareja de padres vuela durante el día hasta la costa peruana, a más de mil kilómetros al sur. Allí se alimentan y al caer la noche emprenden el camino de retorno a las Galápagos posándose sobre el agua y dejándose llevar por la corriente de Humboldt”, relata Hoeck sin ocultar su fascinación por el descubrimiento.

Sin embargo, el viaje nocturno de los albatros está lleno de riesgos: que los cacen los pescadores peruanos - para quienes la carne de estas aves es una delicia gastronómica -, o que caigan en las redes de los barcos industriales. “Estas prácticas causan una mortalidad muy alta entre los albatros, que dejan hambrientos y huérfanos a sus pichones, sin olvidar que la especie es muy frágil pues tiene solo una cría por año”.

Una novedad en el Zoológico de Zúrich

En las tortugas gigantes también se han colocado transmisores satelitales. “En Santa Cruz acompañan a las tortugas Nigrita y Jumbo; y también a sus homónimas del Zoológico de Zúrich, el primer parque en Europa que logró reproducir a estos animales”, informa el biólogo.

Hoeck anuncia que a través de un enlace y un monitor instalado en la Casa de las Tortugas en el Zoológico de Zúrich, el público – más de dos millones por año- podrá observar ‘en directo’, a partir de abril de 2011, a las Nigrita y a los Jumbo galapagueños y zuriqueses.

Hoeck señala que “con los nuevos medios de comunicación es posible contemplar esa riqueza desde cualquier parte del planeta y así contribuir a crear conciencia de la necesidad de preservarla para las próximas generaciones”.

Rosa Amelia Fierro, swissinfo.ch
Zúrich

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