La leche materna es un producto natural, renovable, no contaminante y autosostenible. Su producción y distribución no requiere energía, no usa recipientes que haya que desechar o reciclar y no requiere ser transportada.
Es un producto único, natural y específico para el bebé. La especie humana es la única que ofrece a sus crías leche de otro mamífero, según estudios recientes de los académicos mexicanos.
De hecho, las directrices nacionales e internacionales sobre alimentación infantil recomiendan la lactancia materna como fuente óptima de nutrición durante la primera infancia.
En la actualidad, se considera la mejor forma de alimentación; es el mejor producto que la madre puede ofrecer a su hijo para el desarrollo físico, psicológico y afectivo.
La lactancia es benéfica para el bebé, para la madre y para la sociedad. La leche humana es adaptada a las necesidades del bebé, ningún otro alimento cuenta con esa característica y contiene los anticuerpos para defenderlo de enfermedades comunes.
Nutrientes como ácidos grasos, oleico, linoléico y docohexanoico (DHA) son muy importantes para el desarrollo del sistema nervioso central, audición y visión. Estos elementos los contiene de forma natural la leche humana; también incluye proteínas como cisteína, para el desarrollo del cerebro; taurina, que modula el crecimiento del bebé.
Además incluye, ácidos grasos omega-3 y omega-6 se encuentran en cantidades elevadas en la leche humana.
Los bebés de pecho digieren mejor el alimento por eso necesitan alimentación frecuente, padecen menos vómitos, menos reflujo, se enferman menos de diarreas, infecciones respiratorias y menor riesgo de padecer diabetes.
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