sábado, 26 de marzo de 2011

Datos sobre genética, dieta y medio ambiente

Las principales responsables del proyecto son la paleontóloga Aurora Grandal -que se ocupa del estudio isotópico- y la investigadora Gloria González, que está a cargo del estudio genético. En los trabajos participan además varios estudiantes doctorales de biología y veterinaria y especialistas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, de la univesidad británica de York y de la Fundación Oso Pardo.

El estudio genético, por un lado, comprende la caracterización de los restos fósiles de oso pardo y oso cavernario y de los osos pardos actuales, lo que ayudará a reconstruir la historia de las fluctuaciones que han experimentado las poblaciones de estas especies en el norte de la Península y a entender mejor la situación actual del oso pardo cantábrico. Los resultados -según precisan los investigadores- «serán clave para interpretar cómo los cambios climáticos del Pleistoceno superior y la acción humana pudieron intervenir en el destino de estas poblaciones antiguas de oso pardo y cavernario».

Movimientos migratorios 

Los análisis comparados del ADN, asimismo, son de gran interés para saber cómo fueron los movimientos migratorios que condujeron a la configuración de las poblaciones actuales y para identificar los cambios ambientales que pudieron actuar como barrera o como corredor para los desplazamientos y para la recolonización de hábitats abandonados.
 
Por otra parte, el análisis de los isótopos estables de los fósiles -una técnica que ha alcanzado gran difusión en los últimos años- permite saber cuál fue la base de la dieta de los animales y obtener datos fiables sobre las antiguas condiciones ambientales en que vivieron, como el tipo de vegetación, la extensión de la cobertura arbórea, la humedad o la temperatura. «Para interpretar correctamente los valores isotópicos obtenidos de los fósiles -apuntan los responsables del proyecto de investigación- es de especial interés contar con el mismo tipo de datos en individuos actuales de la misma especie o al menos de una especie cercanamente emparentada».
 
De esta forma, los datos isotópicos que se obtengan de los osos de Marcelle -de los que se conoce perfectamente el tipo de alimentación y las condiciones ambientales en que viven- pueden proporcionar importantes informaciones que ayuden a reconstruir la dieta y el medio ambiente de los antiguos osos pardos y cavernarios de la montaña lucense y, por lo tanto, a entender mejor la historia de estas especies.
 
Fuente: ( lavozdegalicia )
 

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