domingo, 20 de marzo de 2011

Saludables y respetuosos con la naturaleza

La agricultura ecológica protege un tipo de producción en la que no tienen cabida la química, los antibióticos o las hormonas 

 




Los productos que están protegidos con los distintos sellos de calidad diferencial existentes están sometidos a estrictas normas de producción y controles. :: INNOVA


Desde hace aproximadamente una década los alimentos ecológicos se han hecho un hueco en los puestos de los mercados, las estanterías de las grandes superficie y, por supuesto, en las mesas de la ciudadanía. 
 
Aún no puede hablarse de un sector mayoritario, pero se ha ganado su espacio. «La sociedad, poco a poco, se está mentalizando con este tipo de productos, aunque, lógicamente, hay que saltar la valla que tienen estas producciones, más ralentizadas, con una producción menor y a mayor coste», argumenta Manuel Lainz, jefe de la Unidad de Apoyo Técnico de la Oficina de Calidad Alimentaria de Cantabria (Odeca). 
 
Precisamente, el precio es uno de los caballos de batalla contra los que tiene que luchar la agricultura ecológica, y no porque sea mucho mayor, sino porque se ha extendido la creencia popular de que lo ecológico es caro. 
 
Lainz explica que este incremento puede oscilar entre un 20 y 25% con respecto a un precio convencional. 
 
Por su parte, Paula Martínez, técnico y secretaria del Comité de Calificación del consejo Regulador de Agricultura Ecológica, apunta que esta diferencia, apreciable en algunos productos, apenas existe en muchos de los alimentos ecológicos, «siempre y cuando la comparación se haga entre artículos con una cierta calidad». 
 
Qué se entiende por ecológico 
 
Otro de los puntos que generan cierta confusión entre los consumidores es la propia definición de agricultura ecológica. Con tantas siglas y acepciones vinculadas a la alimentación, como por ejemplo DOP o IGP, existe cierta confusión en torno a qué es cada cosa. 
 
Martínez explica que la agricultura ecológica hace referencia a «un sistema de calidad diferenciada a nivel europeo que está reglamentado según unas normas que tienen que cumplir todas las personas físicas o jurídicas que están inscritas o producen alimentos bajo esta denominación de calidad». 
 
«Es -prosigue- una forma de producción de alimentos basada en la calidad organoléptica y, sobre todo, en el respeto de la naturaleza, del medio ambiente y de los animales. Los productores se comprometen a no utilizar productos químicos de síntesis, antibióticos, hormonas u organismos modificados genéticamente». 
 
Para comprobar que, efectivamente, esta producción se realiza bajo estos parámetros existen departamentos de control como los que representan Manuel Lainz y Paula Martínez en Cantabria, desde donde se vigila el cumplimiento de las estrictas normas que rodean a este tipo de alimentos. 
 
Producción cántabra
En nuestra región, dadas las características orográficas y a nuestra tradición gastronómica, son «los productos ganaderos, la carne de vacuno y la leche» los que, tal y como explica Lainz, tienen más peso en la producción ecológica. Igualmente, la miel también ocupa un papel destacado. 
 
Junto a ellos, enumera el jefe de la Unidad de Apoyo Técnico de la Odeca, «hay un número importante de operadores dedicados a mercados locales de horticultura y pequeños frutos, así como algunas industrias que realizan derivados de la leche y productos vinculados con la actividad ganadera». 
 
Como curiosidad, cabe destacar que en Cantabria hay un productor de café ecológico. En este caso, el procedimiento consiste en que el grano, que procede de Sudamérica, llega a Cantabria en un contenedor certificado y aquí se realiza la molturación y el tostado.
En general, puede decirse que en Cantabria, asegura Martínez, «tenemos un abanico de productos bastante amplio, en el que hay productores más o menos grandes, ganaderos de vacuno de carne y de leche, de vino, avicultores, apicultores e industrias y empresas importantes que tienen su división en producción ecológica. 
 
Disfrutar de una variedad tan amplia de productos es una gran ventaja para los consumidores de la comunidad autónoma pues, además de estar elaborados con las garantías de esa calidad diferenciada, presentan otra ventaja importante. Cantabria, al ser una comunidad pequeña, da la oportunidad a los ciudadanos de contactar directamente con los productores, de visitar sus instalaciones y adquirir sus productos, de conocer de primera mano sus técnicas y metodologías. En definitiva, un comercio de cercanía que hace más accesible los productos. 
 
Éste es, para Lainz, un factor importante, pues el contacto con quienes más formados están en esta materia permite a los ciudadanos «librarse de algunos mensajes publicitarios y que, igual, no son muy claros».
 
 
Fuente: ( El diariomontanes )

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