domingo, 20 de marzo de 2011

Turismo cultural de gran nivel en el sector oriental de Bolivia

En la bellísima zona conocida como la Chiquitania el arte barroco mestizo, en varias de sus expresiones mantiene, vivo el legado jesuítico de hace siglos, convocando a miles de visitantes 



Arte barroco mestizo, naturaleza y tradición es la receta para atraer turismo que está impulsando la región boliviana de la Chiquitania, en el oriente del país, donde se ubican las misiones que los jesuitas construyeron a finales del siglo XVII y durante el XVIII, declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1991.

Lejos del estereotipo andino con que habitualmente se cataloga a Bolivia, la Chiquitania, en el centro de la región de Santa Cruz, es un territorio tropical de bosque seco, entre la Amazonía y el Chaco, con una temperatura media anual de unos 24 grados centígrados.

Los chiquitanos presumen de vivir, 300 años después de la llegada de los jesuitas que edificaron templos para evangelizar a los indígenas, en la única zona misional de América que mantiene vivo el espíritu de aquellas construcciones.

Estos templos únicos por la singular belleza del arte barroco mestizo se encuentran en las localidades cruceñas de San Xavier, Concepción, San Ignacio, San Miguel, San Rafael, Santa Ana de Velasco y San José de Chiquitos.

Fueron los propios chiquitanos quienes se encargaron de la restauración de las misiones en la década de los 70 del siglo pasado, dirigidos por el arquitecto suizo Hans Roth, quien fue enviado en 1972 por jesuitas de su país para restaurar en principio la iglesia de San Rafael.
Al descubrir el grado de deterioro del resto de los templos de la zona, Roth decidió proseguir con la restauración de las otras misiones. Y se quedó en Bolivia 30 años.

Milton Villavicencio, uno de los vecinos que participó con Hans Roth en la restauración de las iglesias, recuerda, cómo estas localidades "vivían prácticamente en el abandono" antes de la restauración de las misiones.

En el proceso de restauración se respetaron las plantas y diseños originales, así como los materiales, propios de la zona, incluidas las láminas de oro para recubrir los retablos. Estas misiones jesuíticas son consideradas hoy joyas arquitectónicas y además albergan la colección de música barroca indígena más importante de América del Sur.

UN TESORO MUSICAL

Y es que durante su restauración se descubrió un tesoro musical: miles de partituras de música sacra escritas entre los siglos XVII y XVIII por músicos europeos y por indígenas de la zona. Esa música se interpretó de forma cotidiana en estas comunidades hasta mediados del siglo XIX.

La música fue uno de los métodos que los jesuitas emplearon como método evangelizador. Y descubrieron así que los indígenas de la zona tenían una especial habilidad para la música, tanto en la composición y ejecución, como en la construcción de instrumentos.

Siglos después, esa tradición ha desembocado en el "Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca Americana 'Misiones de Chiquitos'", que se celebra desde 1996 cada dos años (el último fue en 2010) y que se ha convertido en una importante cita cultural de la región.

Organizado por la Asociación Pro Arte y Cultura (APAC), este festival atrae a grupos musicales de todo el mundo y a miles de turistas para disfrutar de la música barroca en el entorno único que conforman la selva oriental boliviana y sus misiones jesuíticas.
Pero además de su patrimonio arquitectónico y musical, los chiquitanos quieren ampliar su oferta turística con eventos relacionados con la exhuberante naturaleza de la zona y sus ricas tradiciones, a partir de una serie de festivales temáticos.

FESTIVAL DE LA ORQUIDEA

Es el caso del Festival de la Orquídea, que a principios de octubre último celebró su novena edición, para mostrar a los visitantes la variedad de formas y colores exóticos de esta preciada flor, en el municipio de Concepción, considerado el "santuario de la orquídea chiquitana".

En la zona hay una especie propia de orquídea, la "Cattleya Nobiliar", conocida como orquídea chiquitana. No lejos de Concepción, en el paraje conocido como El Encanto, el visitante puede apreciar incluso orquídeas silvestres.

La diversa fauna de la Chiquitania también da para organizar eventos para los amantes de la naturaleza. Los aficionados a las aves pueden acudir al Festival de las Rapaces, que celebrará a finales de octubre su segunda edición.

En él se podrán observar las diferentes variedades de águilas, halcones y otras aves que migran desde el norte del continente americano hacia la Represa Zapocó, también en Concepción.

En Concepción, donde residen unas 16.000 personas, artesanos, músicos y todos los que viven del turismo se benefician de los festivales. Los jóvenes de estas localidades los aprovechan además para mostrar el talento especial que tienen para las artes y con el que mantienen viva la cultura misional.

En Bolivia se dice que los chiquitanos han heredado, generación tras generación, el arte de la música, el tallado y las artes plásticas que a mediados del siglo XVII usaron los jesuitas para acercarse a los indígenas y evangelizarlos.

De ello da fe la orquesta "Hombres Nuevos" dirigida por Rubén Darío Suárez Arana y compuesta por niños y jóvenes de familias humildes de Concepción que interpretan a través de la música clásica, barroca y tradicional la historia de las misiones.
Además, desde los colegios se fomentan otros proyectos culturales como obras de teatro, concursos de pintura y dibujo y se enseña a los niños a conservar el medio ambiente para fomentar el turismo sostenible.

Precisamente una de las preocupaciones de los organizadores del "Proyecto Misiones", impulsado por la Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz (Cainco) y el Centro para la Promoción del Desarrollo Sostenible (Cepad), es preservar el entorno natural y la autenticidad de estos pueblos.

Estos municipios, que viven principalmente de la ganadería, aún conservan sus calles de tierra rojiza y sin asfaltar y en ellas se pueden ver algunas casonas de estilo colonial, decoradas con motivos chiquitanos como sus columnas de madera tallada en espiral.
Por su parte, las diferentes comunidades indígenas que viven en las zonas rurales mantienen las formas de vida y costumbres ancestrales.

A conservar las tradiciones contribuyen también los numerosos grupos de tamborilleros y flautistas, que amenizan cualquier ocasión especial en las misiones chiquitanas con los sonidos típicos cruceños, como el del taquirari.

En estas ocasiones, las mujeres usan los tradicionales tipoy, vestidos similares a camisones usados por las guaranís, y generalmente se atan el pelo en una larga trenza que adornan con una flor, mientras que los hombres visten camisas blancas y sombreros de paja.

INFORMACION COMPLEMENTARIA
 
Hospedaje

En Santa Cruz de la Sierra la tarifa de una habitación doble de hotel, con el desayuno incluido, arranca desde los 20 dólares diarios (La Siesta Hotel; calle Vallegrande Nº 17).
En un hostel en aquella misma ciudad, el costo de una cama en una habitación para varias personas de ambos sexos, con baño a compartir y sin desayuno, parte de los 4,30 dólares por día (Hostel Ambar Backpackers; calle Mercado Nº 554).


Fuente: ( El dia.com )

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