lunes, 20 de junio de 2011

La basura encuentra su segunda oportunidad

Además del vidrio, plástico y papel reciclado, la gestión de residuos domésticos que se hace en la región permite obtener luz y compost.


De la cáscara del plátano puede salir un chispazo de luz o tierra para las plantas de la terraza; de la botella de leche nace un trozo de moqueta, de tubería o de aglomerado; del botellín de cerveza quizás se obtenga parte de un nuevo tarro para la mermelada del desayuno; y los reportajes de la revista de la semana pasada pueden servir como base para imprimir el periódico del próximo domingo. La cultura del reciclaje avanza y continúa penetrando en los hogares, aunque aún queda camino por recorrer: cada ciudadano extremeño genera cada año cerca de 470 kilos de residuos domésticos; de ellos solo una sexta parte se puede recuperar y aprovechar para un segundo uso o para sacarles otro aprovechamiento. 

Extremadura es una de las pocas comunidades que cuenta con un sistema integral de gestión de residuos urbanos. Esto quiere decir que toda, "absolutamente toda", la basura de los hogares de la comunidad autónoma depositadas en los contenedores homologados van a parar a un centro de tratamiento autorizado por la Junta. "Los viejos basureros son ya historia", subraya Manuel Tintoré, gerente de Gespesa. Esta sociedad pública se ocupa de gestionar todas las intalaciones y equipamientos con los que cuenta la región para la recogida y el tratamiento de estos residuos. 

Extremadura dispone de 7 ecoparques: en Badajoz, Cáceres, Mérida, Villanueva de la Serena, Navalmoral, Talarrubias y Mirabel. En ellos se recepciona, selecciona, trata y almacena la basura doméstica depositada en los contenedores marrones o verdes (basura general) y los amarillos de todos los municipios de la región. También van a parar a ellas todo lo que se deja en los puntos limpios: electrodomésticos, muebles, aceites, productos químicos, pilas y papel y cartón. 

Los ecoparques extremeños recibieron el año pasado 488.877 toneladas de residuos, más 10.317 de envases ligeros procedentes de los contenedores amarillos. De los primeros, se pudieron recuperar 75.500 toneladas de materiales reciclables (bricks, vidrio, plástico, madera, papel o metales que los ciudadanos echan en sus bolsas de basura). Es decir, el 15% de lo que tiramos es recuperable. En el caso de los envases el porcentaje se eleva por encima del 50%. "El nivel de reciclaje de los hogares extremeños está más o menos en la media. Pero se podría mejorar", aprecia Tintoré, que lamenta que muchos de los residuos de los contenedores amarillos "no debería estar ahí". Por eso incide en la necesidad de profundizar en la educación y la concienciación sobre el reciclaje. Sin embargo desde Gespesa se reconoce que la gran asignatura pendiente es la reducción de los residuos generados. "Hay que poner más empeño en que el ciudadano asuma que puede y debe reducir su nivel de generación de basura. No vale para nada separar y reciclar mucho si a la vez aumentamos el volumen de desechos", aprecia Tintoré. 

La crisis también se nota 

Según la estadística oficial, entre 1998 y 2008 el volumen de residuos domésticos producidos por las familias extremeñas pasó de 490.00 toneladas a 567.500. Esto supone un incremento de casi el 8%, cuando en ese mismo tiempo el número de habitantes de la comunidad autónoma apenas creció un 2,6%. Es decir, la generación de basuras aumentó a un ritmo tres veces superior a la población. El gerente de Gespesa aporta una explicación: "en épocas de bonanza económica el consumo se dispara y, con él, el volumen de residuos". De hecho, solo a raíz del inicio de la actual crisis económica se ha producido una contención en el volumen de residuos generados. 

Gespesa gestina indirectamente los ecoparques. Porque las siete plantas están cedidas, por plazos de 10 años y mediante pago de un canon anual, a empresas privadas que se ocupan de su funcionamiento y mantenimiento. Estas también se encargan de su explotación, con la comercialización de los residuos recuperados para su reciclaje o la venta del compost obtenido (material resultado de la fermentación de la materia orgánica y usado como complemento para mejorar suelos agrícolas). La facturación anual de Gespesa supera los 13 millones de euros anuales, una cuantía que incluye la tarifa (10,75 euros por habitante y año) que cobra a cada ayuntamiento por la recogida y tratamiento de basuras. 

Luz para 1.500 hogares 

Una vez que los residuos llegan a los ecoparques, pasan por una cinta donde se retiran los más voluminosos (muebles, electrodomésticos). El resto va a una criba que separa la materia inorgánica de la orgánica. Esta se usará para compost y, durante su fermentación, también para producir electricidad: las plantas cuentan con sistemas de extracción de los gases (principalmente metano y anhídrico carbónico) que emanan de la basura durante su descomposición, unos gases que posteriormente son quemados y aprovechados para generar luz (6 millones de kilowatios al año, el equivalente al consumo anual de 1.500 hogares). 

Los residuos inorgánicos pasan a una zona donde se selecciona el plástico, el tetra brick y el papel, y posteriormente componentes férricos y aluminio. El material que queda en la cinta --conocido como rechazo-- se conduce a una prensa o a un contenedor, para llevarlo a los vertederos de los ecoparques y compactarlo antes de su almacenaje. "Eso no hay posibilidad de reciclarlo y seguirá estando ahí para las generaciones venideras", señala Tintoré, que advierte de que en 10 o 15 años los ecoparques estarán saturados. "Habrá que buscar otras soluciones: o nuevos terrenos o incinerar, como hacen en gran parte de Europa, aprovechando la energía de los gases en la combustión, aunque es más caro", explica el gerente de Gespesa. 


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