domingo, 18 de diciembre de 2011

La edad se detiene

El interés de la ciencia por derrotar el envejecimiento es enorme. En 2011 eso se vio reflejado en libros, estudios y hasta en un premio creado para quien descifre el genoma de los longevos.



Nadie vive más de 100 años sin tener una ventaja genética. La teoría es de Thomas Pearls, un geriatra de la Boston University que participa en un concurso peculiar lanzado en septiembre por la Fundación X. Aunque es más conocido por su apoyo al desarrollo de vehículos espaciales, el organismo este año sorprendió a todos con su oferta de dar 10 millones de dólares a quien descifre el ADN de quienes caminan hace un siglo sobre la Tierra.

Este concurso fue apenas una de las tantas noticias sobre el envejecimiento que ocuparon primera plana en la prensa mundial. El tema interesa a los científicos no solo porque vivir mucho es una obsesión natural del ser humano, sino también porque con el aumento de la expectativa de vida se ha disparado el gasto social de los países. Según la Agencia para la Investigación y la Calidad de la Salud de Estados Unidos (AHRQ, por sus siglas en inglés), los mayores de 65 años representan apenas el 12 por ciento de la población pero consumen 36 por ciento del presupuesto de salud de los gobiernos. Ante esta situación hay dos posibilidades: tener más plata en la cartera o conservar a los viejos sanos más tiempo.

A esto último le apuestan los organizadores del Premio X, quienes creen que los centenarios han llegado a esa edad gracias a sus genes. De hecho, una investigación realizada por el Albert Einstein College y publicada en agosto mostró que quienes alcanzan a soplar 95 velitas y más no han seguido un estilo de vida propiamente sano. El trabajo reveló que 57 por ciento no hacía ejercicio regularmente, que la mayoría tiene sobrepeso, que el 22 por ciento tomaba alcohol a diario y 60 por ciento eran fumadores. Todo esto lleva a pensar que "esta gente debe tener genes que los protegen del ambiente", señala Nir Barzilai, director del estudio.

Sin embargo, otros estudios hechos con mellizos separados al nacer muestran que estos tienen diferentes expectativas de vida, a pesar de compartir el mismo material genético, lo que señala que el estilo de vida, a pesar de la evidencia, debe tener cierta influencia.

Michael Rose, coautor del libro Does Aging Stop, publicado a principios del año, considera que el estilo de vida importa tanto como la genética y que solo hay que precisar cómo las dos variables se relacionan. Pero para esto, asegura, hay que hacer un borrón y cuenta nueva de lo que se sabe hasta hoy sobre el tema.

La teoría que se manejaba hasta los años noventa es que envejecer es un proceso normal mediante el cual la naturaleza, una vez el individuo se ha reproducido, deja de cuidarlo. Esto significa que el organismo empieza lentamente a acumular daños a nivel celular, hasta que muere de enfermedades relacionadas con esta etapa. Incluso se habla de que todos nacen con una programación interna para la muerte, como si el ser humano viniera con fecha de expiración.

Rose, sin embargo, cree que esta teoría está mandada a recoger. Su libro se basa en cientos de análisis de mortalidad hechos en poblaciones de seres vivos como moscas, lombrices e incluso seres humanos. La evidencia ha mostrado que en los individuos que viven de 93 años en adelante la aceleración de la tasa de mortalidad se detiene. "Si uno sostiene que envejecer es cada vez estar peor y morir, es sorprendente analizar que después de cumplir 100 años el organismo deja de deteriorarse. No significa que no va a morir; de hecho, a esta edad un individuo tiene 45 por ciento de posibilidades de fallecer cada año, lo cual es muy alto. Lo sorprendente es que la gente no se pone peor y la tasa de mortalidad después de cesar el envejecimiento es más baja", señaló Rose en una entrevista para la fundación Science at Work.

El autor señala que envejecer, a la luz de los nuevos estudios, es fundamentalmente una transformación que tiene un principio y un final "pero ese final no necesariamente es la muerte". Aún así, 70 por ciento de los humanos mueren hoy por enfermedades relacionadas con la vejez. La esperanza, según Rose, es que en cuestión de cuatro décadas, con este nuevo paradigma, la ciencia entienda mejor el proceso por el cual el envejecimiento tiene un límite. "En el futuro, el envejecimiento se volverá insignificante, así como pasó con las infecciones".

Rose explica que a principios del siglo XX, con la aparición de la penicilina, la gente no solo vivió más, sino que se transformaron por completo las enfermedades por las cuales morían las personas. Así mismo, a finales del siglo XXI, se va a entender más esta relación entre naturaleza y ambiente. Y así como todavía hay gente que muere de infecciones, en el futuro también algunos morirán de viejos, pero no la mayoría.

El genoma de los longevos ayudará a conocer tanto los genes como el ADN que los regula, "lo que explicaría por qué no se enferman", dice Eric Topol, director del programa Wellderly, que estudia a pacientes sanos mayores de 87 años que nunca han tenido diabetes, problemas neurológicos o del corazón ni cáncer.

Otros, como el científico e inventor Ray Kurzweil, están esperando la singularidad, un momento en el que los computadores superarán la inteligencia de los humanos y descifrarán los secretos de la longevidad. También será posible transmitir la conciencia de una persona a un computador para que siga viviendo. Según el experto, esto sucederá en 2045.

Por ahora, lo único que se sabe a ciencia cierta es que el ejercicio regular, sobre todo después de los 50 años; la dieta baja en calorías, sin tantas grasas ni azúcares y no fumar siguen siendo las únicas garantías para evitar las enfermedades que hoy matan a la gente. Y como para muchos es difícil mantenerse en una dieta hipocalórica, se está estudiando el resveratrol, un componente que se encuentra en la cáscara de las uvas y que ha mostrado ser eficaz para tener afinado el metabolismo. Un estudio hecho por Patrick Schrauwen, de la Universidad de Maastricht, y publicado en octubre en la revista Cell Metabolism, encontró que luego de 30 días de recibir una píldora con esta sustancia, los individuos mostraron un comportamiento metabólico similar al de la gente que tiene una dieta hipocalórica.

En cuanto a aspectos psicosociales, el libro Longevity Project, que llegó a las librerías en abril, dio puntadas sobre cuáles son los rasgos personales que favorecen la longevidad. El texto se basa en un estudio longitudinal entre más de mil personas analizadas por más de 80 años, y concluyó que quienes viven más son los prudentes y persistentes, y no los optimistas, como muchos creen. La palabra clave es ser conscientes, pues estas personas "tienen un estilo de vida saludable, no fuman ni toman en exceso y se ponen el cinturón de seguridad", señalan Howard Friedman y Leslie Martin, autores del libro.

El libro destaca tener un trabajo agradable y tener desafíos, no importa cuán difíciles y estresantes sean. Estar casado también es una factor que ayuda, así como consolidar una fuerte red social .

Aun cuando se descifre el mecanismo del envejecimiento, la gente tendrá que adaptarse a un estilo de vida diferente al del sedentarismo y la dieta hipercalórica que predomina hoy. La idea es aguantar ahí y seguir estos consejos, pues como lo dice Sonia Arrison, del Pacific Research Institute, quien publicó en agosto el libro 100 +, el primer ser humano que va a vivir 150 años ya nació.

Fuente: ( semana )

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