sábado, 24 de diciembre de 2011

Los dos caminos por los que la ciencia persigue la inmortalidad

Los investigadores mantienen en la actualidad dos grandes estrategias para alcanzar la inmortalidad: la mayor longevidad de las células y las reposición de órganos.



«Yo no creo que haya ningún límite», dijo Aubrey de Grey, un científico de la Universidad de Cambridge y una eminencia en la investigación de la longevidad. «Ciertamente, no hay nada que haga que la gente pueda dejar de vivir miles de años», aseguró el científico Michelle Kosinski en la revista «Today».

Sobre estos planteamientos, la investigación mantiene el pulso contra el paso del tiempo y sus secuelas sobre el organismo. Superar el siglo de vida era hace años algo excepcional, pero ahora la ciencia apunta a las claves por las que acercarse al concepto de inmortalidad.

Las actuales líneas de investigación se centran en cómo propiciar que las células detengan el envejecimiento. La otra gran corriente se centra en delinear la mejor estrategia para desarrollar vasos sanguíneos, corazón o huesos de repuesto con los que reemplazar los elementos desgastados por el paso del tiempo.

De Grey ha conseguido aislar una enzima en una bacteria que parece para evitar las obstrucciones que finalmente las ahogan. Se intenta ahora lograr que el mismo sistema funcione en células humanas.

Dentro de una estrategia similar, el genetista molecular Bill Andrews ha descubierto un suplemento que él cree que se puede reprogramar las células para que puedan vivir «para siempre». Este suplemento hace que los telómeros (son los extremos de los cromosomas ) se acorten a medida que envejecemos, y a medida que se acortan, se deterioran. Según el investigador, si se pudiera detener este proceso -o mejor aún, hacer que vuelvan a crecer-, se alargaría la vida.

Del planteamiento filosófico a la ironía
Los progresos de la ciencia han abierto un debate paralelo. La canción interpretada por Freddy Mercury «Who wants to live forever» («Quién quiere vivir para siempre») es un paradigma de la respuesta social a un hipotético hallazgo que prolongara la esperanza de vida exponencialmente.

La escritora Sonia Arrison ha imaginado en un libro cómo afectarán los avances de la ciencia y la tecnología si las personas llegan a alcanzar un promedio de 150 años de vida. Arrison es investigadora del «Pacific Research Institute» en Estados Unidos y autora del libro «100+:

Cómo la era de la longevidad cambiará todo». «El aumento de la esperanza de vida te dará nuevas oportunidades para la experimentación y la aventura», dice Arrison.

Los comentarios más sarcásticos no se han hecho esperar, y aunque la inmortalidad parece uno de los grandes anhelos del hombre, no parece que el debate apasione a todos por igual en la actualidad. «Francamente, estoy muy bien con mis 70 y pico años de vida útil prevista», asegura Travis Andrews en la web de ciencia y tecnología «Dvice». «Personalmente, me parece aterrador, no me puedo imaginar ver a mis Saints de Nueva Orleans jugar durante otros 45 años, y mucho menos para siempre», dice Andrews.

Los lectores de la revista estadounidense «Today» tampoco han dejado escapar la oportunidad: «¿Por qué iba yo a querer vivir para siempre y tienen que pagar las facturas para el resto de mi vida? No, gracias, la muerte es un gran placer y una experiencia».

«Personalmente, creo que la inmortalidad sería una buena cosa, una vez que pueden colonizar el espacio», dice un lector en un tono más pragmático. «¿Estás loco? ¿Me estás diciendo que ninguno de ustedes en su lecho de muerte le gustaría pasar el resto de la eternidad con su esposa, la familia y los niños? Por supuesto, la mayoría de nosotros diría que sí», escribe otro internauta a favor de las investigaciones.

Fuente: ( la razon )

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