lunes, 20 de junio de 2011

Camino hacia un edén alucinante

Es un jardín surrealista en la Huasteca potosina. Conoce sus mejores rincones y las fantasías de su creador, un excéntrico escocés


XILITLA, SLP.- Un noble británico, excéntrico y barbón se paseaba desnudo en su jardín de esculturas alucinantes, tapizadas de musgo y escondidas entre la maleza como ruinas de una civilización perdida.

Edward James, nuestro Adán de mediados del siglo XX, además de platicar con los animalitos, la hizo de arquitecto al mandar construir su propio edén huasteco a 20 minutos del pueblo cafetalero de Xilitla, en San Luis Potosí, uno de los lugares más lluviosos de la región que limita con la Reserva de la Biósfera de Sierra Gorda.

En las Pozas o Casa del Inglés los paseantes encuentran un laberinto de estructuras surrealistas hechas de concreto, sacadas de los sueños y de las fantasías del excéntrico don Eduardo, agregándole aquí y allá elementos egipcios, griegos, romanos y góticos.

La región lo enamoró, no lo pensó más y adquirió los terrenos. En 1948 comenzó a darle forma a su mundo, en el que sembró orquídeas, aunque luego le cayó una helada terrible que acabó con todo. Luego decidió crear un zoológico con edificaciones que la naturaleza no pudiese afectar. El proyecto quedó inconcluso, se detuvo en 1984, cuando llegaron la vejez, la tristeza, las enfermedades y, al final, la muerte.

Antes de entrar, purifícate

En verano, otoño e invierno hay que venir preparados para el calor, el frío y la lluvia. También sugerimos cargar con el traje de baño para sumergirse en una de las pozas de color turquesa que se forman de las cascadas y llegar con ánimos de explorador, más que de turista, porque lo mejor es recorrer el lugar con calma, admirarlo con ojos observadores y no sólo con la lente fotográfica. Otra cosa, los guías dicen que hay víboras, así que conviene ser precavido y evitar salirse de los caminos señalados, aunque sea muy grande la tentación.

La primera estructura es una puerta circular llamada el Anillo de la Reina que representa un diamante con 18 puntas de flecha. Lily Druker, mi guía y anfitriona, maestra en historia del arte, me explica que el número en hebreo corresponde a los vocablos jet y yod, que juntos forman la palabra jai que, a su vez, significa "vida".

En el plano esotérico, el anillo es un símbolo de protección y puerta de entrada a Las Pozas, dejando fuera lo profano para poder introducirse en un espacio sagrado que recrea el Paraíso.
Edward James aquí se liberó de frustraciones y prejuicios morales: desnudo, platicó y convivió con animales, como lo hiciera el primer hombre en la fas de la Tierra, buscando ese contacto con el ser divino que sabía llevaba dentro.

Trajo aves, venados, serpientes y plantas. Su mascota favorita fue una guacamaya grandota de colores muy vistosos. La gente que lo conoció afirma que él tenía el don de comunicarse con ellos. Todos creían que los animales le entendían.

La sortija también representa la alianza y matrimonio de este noble escocés con la naturaleza que rodea al pueblo de Xilitla.

Después seguimos por un camino empedrado, flanqueado por siete serpientes (del lado izquierdo) y siete dragones con forma de sombrilla (del lado derecho). Estos últimos tienen unos orificios que, cuando cae el agua en época de lluvias, dan la impresión de estar atrapados en una jaula.

Las serpientes simbolizan los siete pecados capitales: ira, soberbia, lujuria, gula, venganza, pereza y avaricia; y, a la vez, evocan escenas del ballet de Anna y los 7 Pecados Capitales, donde participó Tilly Losch, esposa de James.

Los dragones señalan los obstáculos a superar para alcanzar el plano de lo sagrado, según el pensamiento cristiano europeo de la Edad Media.

Al final del sendero aparecen unas manos enormes. Saludan al viajero que emprende este recorrido con el corazón puro y las manos limpias de pecado como un niño.
Agrega mi guía que rinden homenaje a Plutarco Gastelum, amigo y hombre de confianza de Edward James, y administrador de este proyecto.

Una escalera al cielo

El jardín de 36 hectáreas es un laberinto atiborrado de símbolos y estructuras gigantes de varios niveles que hacen comparsa con el entorno selvático.

No hay ventanas, ni puertas que cierren. El aire fluye libremente. Sólo hay escaleras inconclusas, columnas sin techos que sostener. Formas derivadas del movimiento surrealista, basado en la exploración del subconsciente, en lo ilógico, en los sueños y fantasías.

El carpintero José Aguilar interpretaba los dibujos que James dibujaba para poder crear los moldes en madera.

Frente al Cinematógrafo, pocos son los que se quedan con las ganas de subir su Escalera al Cielo, un par de escalinatas en espiral que rodean dos columnas salomónicas y no llevan a ninguna parte. La vista desde aquí es única y el vértigo un ingrediente de emoción extra.

Según me cuentan, el ascenso simboliza esa búsqueda de la humanidad por el conocimiento divino y, el descenso, las múltiples caídas que se tienen vivir en el camino.

En esta exploración se repiten las cornupias de origen griego y romano (esas que parecen las bocinas de un fonógrafo, sólo que alargadas). Algunas de ellas se encuentran cerca de las pozas. Reclaman atención, simbolizan la abundancia, la fecundidad y la dicha.

El ojo divino, igualmente, está presente en todo momento para indicarnos que el Creador observa el camino que elegimos. Y las puertas plantean metafóricamente la frontera entre lo conocido y lo desconocido.

El Sarcófago es otro más. Los egipcios lo consideraban refugio y elemento protector de la vida en otra dimensión. La ballena, en cambio, resume el renacimiento a un estado superior.

Se percibe también el gusto de Edward James por las flores, especialmente las orquídeas. Lily Druker comenta que para él significaban perfección y la pureza espiritual que tanto anheló: germinan, crecen y florecen, mostrando a la humanidad el milagro de la vida.

En diferentes puntos se observan flores de bromelia, de loto y flores de liz hechas de piedra. Esta última fue utilizada como escudo de la realeza en Francia, del cristianismo y como símbolo en mapas antiguos para señalar el norte. En la estructura Puente Flor de liz o Terraza del Tigre, sus ocho flores hacen alusión a los reyes templarios.

Al centro de la Plaza de San Eduardo se levantó una fuente con forma de corona gigante, cercada por una balaustrada. Quien se asoma encuentra el panteón de los animales que habitaron Las Pozas y que James tanto amó, me cuenta Lily Druker. Me señala dos pares de piernas que surgen de la tierra y parecen sostener la plaza. Me dice que en este jardín la dualidad del Universo está marcada: vida y muerte.

La estructura Puerta de San Pedro y San Pablo, de arquitectura gótica, plantea al Universo como un templo. La puedes encontrar en la llamada Casa de los Tres Pisos que Podrían ser Cinco (que está en restauración), también conocida como Casa de los Agujeros o Casa de las Chimeneas.

Algunos edificios más, como el Palacio de Bambú, me recuerdan las ruinas de un país exótico de Asia, tal vez Tailandia o Camboya. Este edificio fue proyectado por James como su futura casa: de tres niveles y sin muros. Su arquitectura rinde homenaje al bambú natural que hay dentro del jardín.

La Casa de los Pericos, en cambio, se acerca más a una mansión europea de estilo gótico.
James creyó en las revelaciones manifestadas en este México mágico.

En verano de 1945, antes de arribar a Ciudad Valles, contó que él y un amigo se detuvieron para bañarse en las pozas de un río. Al salir su compañero, James tuvo la impresión de verlo cubierto de mariposas de colores.

Luego, en el poblado de Taninul, al hospedarse en un hotel, encontró un vergel de orquídeas. Al contemplarlo embelesado, los empleados le sugirieron visitar Xilitla para apreciar estas flores en estado silvestre. Y así, el amor a este lugar fue de primera vista.

Las pozas

El jardín en ocasiones suele estar muy concurrido. Sobre todo las pozas, albercas naturales de color turquesa donde muchos se animan a nadar o mínimo refrescarse los pies. En este escenario hay una estructura dedicada al escultor Henry Moore.

El arroyo Las Conchitas se desploma de la parte alta de la sierra, dando forma a caídas de agua, como la del General de 30 metros de altura. Las pozas se disfrutan en temporada de lluvias con la crecida del arroyo. Eso sí, viene mucha gente en vacaciones y puentes.

Excéntrico, dadivoso y apasionado

Edward James fue un lord adinerado, viajero y excéntrico que nació el 16 de agosto de 1907, en Greywalls, Escocia. Corre el rumor de que fue hijo ilegítimo del rey Eduardo VII, hijo mayor de la reina Victoria.

Su pasión fue la poesía, estudió Literatura en Oxford; en los Angeles tomó cursos de budismo; publicó libros y revistas; amó con locura a una bailarina vienesa llamada Tilly Losch, mujer que no correspondió a sus sentimientos y sólo mostró interés en su fortuna. Antes y después de su divorcio, siempre mantuvo una inquietud de promover el arte. Fue mecenas de Pablo Picasso, René Magritte y Salvador Dalí, entre otros, sin olvidar a su amiga Leonora Carrigton, asidua visitante de este paraíso que James definió "como una casa que tiene alas y en la noche canta".

El pueblo

Xilitla es uno de los pueblos más antiguos de la Huasteca Potosina, su nombre significa: "lugar de caracoles". Es famoso por su café y producción de piloncillo, por la procesión de Viernes Santo y el Día de Muertos. La conquista espiritual quedó marcada con la construcción del Ex Convento de San Agustín en 1550, siendo Fray Alonso de la Veracruz su fundador. Ahora, las autoridades buscan que Xilitla se integre al programa de Pueblos Mágicos de la Secretaría de Turismo federal.

Más detalles

Si decides pasar la noche en Xilitla, te sugerimos hospedarte en Posada James. Las habitaciones tienen una tarifa de 950 pesos por noche para dos personas. Tel. 01 (489) 365 0367.

A casi un kilómetro de Las Pozas se puede acampar en la Finca Santa Mónica. Cuenta con baños y regaderas.

Más información en 01 (481) 381 57 35. www.visitasanluispotosi.com

Fuente: ( El Universal.mx )

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