domingo, 18 de noviembre de 2012

Solteros y sin apuro

Se supone que nadie debe ser soltero. A lo largo de mi vida he amado y he perdido, a veces he ganado, y los extraños siempre han sido amables. Pero parece que la mía es una vida de bendita soltería.
Y no me ha importado. O más bien, no lo suficiente. Pero ahora sí. Por ejemplo, en las fiestas llega un momento en que preguntan: "¿por qué no tienes pareja?".
Generalmente lo pregunta alguien acompañado de su media naranja, así que son realmente dos personas que preguntan.
Me cuesta responder: "No encontré a la persona correcta... Soy un triste adulto inmaduro... Soy incapaz de amar... Soy un pervertido y prefiero a las jirafas".
Cualquier respuesta será insatisfactoria. Nadie espera una respuesta feliz. Sólo estoy encubriendo mi profunda soledad. Ellos lo saben y esa percepción los reconforta, les da seguridad.
Te miran desde su torre, protegidos de semejante destino. Pero si yo preguntara "¿por qué lo elegiste a él? ¿por qué te contentaste con ella? ¿tenías tanto miedo de estar solo?", sería grosero y entrometido.

El autor

James Friel
James Friel es novelista, autor de The Posthumous Affair (La aventura póstuma).
La semana pasada, una amiga tuvo una cita. Mala idea. El hombre con quien salió estuvo casado tres veces y tenía un hijo de cada esposa. ¿Incontinencia emocional?
Así y todo, esta persona preguntó a mi amiga -soltera y sin hijos- por qué había fracasado en la vida.
Fue una cita corta. ¿Es realmente un fracaso?
Los solteros también pueden sentir eso sobre otros solteros y sobre ellos mismos. Se supone que nadie debe ser soltero. Si lo somos, por algo será.
Un libro reciente sostiene en su portada que los solteros podrían ser la minoría sexual más vilipendiada. Y no sólo ahora.

Solterona

Fíjense en la palabra "solterona": fulminante y cruel. Inocente, sí, pero con connotaciones infelices, desdeñosas e irrespetuosas.
Hace algunos años, en una época de heroínas estilo Bridget Jones, la escritora Carol Clewlow se preguntaba por una lectora de su propia generación, una mujer que había decidido no unir su destino con otro. Escribió una novela sobre las solteronas.
Renée Zellweger como Bridget Jones
Bridget Jones es una treintañera soltera que vive en Londres.
Se la entregó a su agente, que estaba encantada, como su editorial. Comenzó una campaña. Pidieron a columnistas y celebridades que hablaran sobre la palabra que titulaba la obra, pero entonces llegó la reacción de las librerías.
No querían un libro titulado Spinsta (Solterona). Lo retitularon Not Married, Not Bothered (Ni casada ni incómoda).
Cuando hablo de esto con mujeres, surgen abundantes anécdotas irónicas y divertidas.
Con otros hombres, homosexuales o heterosexuales, la conversación es melancólica, dubitativa, poco convincente y hasta dolorosa.
Ahora que el matrimonio gay es legal, los gays también debe justificar no tener pareja. Exigimos matrimonio, para ser reconocidos como parejas no sólo por la ley -que está bien- sino por Dios, que es redundante. Las parejas necesitan esas definiciones sólidas.
Yo soy soltero. Carol me describió como solterón. Admito que me fastidió un poco, hasta que agregó "como George Clooney".
Genial, pensé. Pero busqué "solterón" en Google y el término molesta mucho. La lista comienza con un artículo del Evening Standard de Londres:
"Un solterón es un hombre sin casarse mayor de 35 años, que en el mejor de los casos tiene 'problemas' y en el peor es un sociópata. Uno teme por ellos, como por las solteronas. No pueden ver lo solos que están".
Suena amable este temor. Se supone que nadie debe ser soltero. Ser soltero es sinónimo de estar solo, pero más solitarios son quienes temen estar solos.
Es decir, el "yo" incompleto sin el "tú". Son tiranizados por la obligación de andar en pareja.

Visiones recientes sobre la vida de soltero

Según Michael Cobb, cuyo libro "Single" tiene una referencia en Slate.com: "El individuo contemporáneo no está solo, simplemente es soltero, pero eso no se reconoce culturalmente".
Mientras tanto, el periódico Shanghai Daily celebra el Día de los Solteros Chinos y menciona a Christine Liu, de 38 años, que disfruta la vida de una "dama sobrante: guapa, con buen salario y buen gusto".
En el Huffington Post, la autora Lindsley Lowell -casada hace dos años- se niega a unirse al "Club de las Casadas Presumidas".
Y el Daily Telegraph dice que el número de británicos de entre 45 y 64 años que viven solos aumentó en más de 50% desde 1990.
Para defender al soltero, parece que hay que criticar a las parejas, la cultura que nos coacciona a estar en pareja, las religiones, las presiones familiares, las canciones, las películas, los concursos, los chismes, la inevitable presión para amar.
Freud dice que nos enfermamos si no amamos y las canciones indican que debemos sucumbir a un amor que también nos devastará. No soy nada si no te tengo. ¿Amor amable o punitivo?
La autora Laura Kipnis dedica en Against Love (Contra el amor) un capítulo titulado Domestic Gulag a las reglas del presidio que una pareja debe acatar:
  • No puedes salir sin decir a dónde vas
  • No puedes irte sin decir a qué hora volverás
  • No puedes dejar la puerta del baño abierta; es ofensivo
  • No puedes dejar la puerta del baño cerrada
  • No puedes tener secretos
Después de nueve páginas y media, Kipnis concluye: "Los detalles no importan, sino las palabras clave: no puedes. Así se obtiene amor".

¿Soltero = incompleto?

Michael Cobb nos recuerda en un libro llamado Single (Soltero) que Platón definía el amor como el nombre que damos a la búsqueda del todo, a nuestro deseo de ser completos. Pero Platón hace que Aristófanes nos recuerde que esta búsqueda -esta necesidad de estar en pareja- es un castigo.
Tal vez los solteros desean en secreto recobrar un estado original, sienten que no necesitamos completarnos con otro, que podemos completarnos nosotros mismos.
Quizás somos demasiado honestos para emparejarnos. Quizás no podemos decirle a otra persona: "Te amo sólo a ti. Y te amo para siempre".
Es muy difícil decir lo más veraz: "Te amo... por ahora".
Lo siento, pero puede que los solteros sean demasiado dueños de sí mismos.
Personalmente no quiero satirizar a las parejas porque rechazo tales juicios -condescendientes, desdeñosos u horrendos- cuando me piden que explique por qué insisto en ser soltero.
Gillian Anderson como Miss Havisham
Miss Havisham, el personaje de "Grandes esperanzas" de Charles Dickens.
Quiero describirme más positivamente y no contra algo que censura a cualquiera que crea y viva de manera diferente.
Mi personaje favorito de la literatura es la difícil Lucy Snowe de "Villette", la novela de Charlotte Bronte. En la conclusión de este singular cuento, logra con su solitaria voz definirse como esposa, viuda y solterona, y a la vez ella misma, maravillosa, oscura, valiente y astuta.
Debo rescatar también a la calumniada mártir Miss Havisham. Porque no creo que los solteros tengan una noción escéptica o reducida del amor, sino que sospecho que quizás son impulsados por un concepto más alto, casi irrealizable de él.
En el mundo en que vivimos, no esperamos que nuestras relaciones perduren. Nuestra relativa prosperidad y los avances en nuevas tecnologías nos permiten vivir solos cómodamente.
Elegimos vivir solos. No necesitamos historias sobre como encontrar pareja, que sobran. Necesitamos historias sobre cómo ser solteros y cómo sorprendernos y despertar por la alegría propia.
Aunque nací soltero, nunca pensé que seguiría siendo mi destino.
 
 
Fuente: BBC MUNDO

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