sábado, 18 de junio de 2016

Ya no queda ninguna zona completamente virgen en el planeta

La actividad humana lleva causando estragos miles de años: la expansión masiva del Pleistoceno o la aparición de la agricultura en el Neolítico son algunos de los ejemplos más tempranos. Según un nuevo estudio, todos los rincones de la Tierra han sufrido las consecuencias de alguna manera.

Ya no queda ninguna zona completamente virgen en el planeta
Ya no queda ninguna zona completamente virgen en el planeta | Foto: Beth Scupham en flickr cc

Actualmente la actividad humana causa graves problemas de contaminación a lo largo y ancho del planeta, así como la destrucción de los hábitats de muchas especies, entre otros perjuicios al medio ambiente. Esta influencia negativa no se reduce a las ciudades o las zonas cercanas a los asentamientos, sino que ya se extiende por todo el mundo: según un reciente estudio, no quedan áreas en la Tierra que no hayan sufrido las consecuencias.
El trabajo, publicado en 'PNAS', pone de manifiesto que no existe ninguna zona completamente virgen en el planeta: aunque el hombre no haya llegado a todos sus rincones, los efectos de su actividad sí.
Para llegar a estas conclusiones, un equipo internacional de investigadores ha analizado otros estudios arqueológicos realizados durante los últimos 30 años, fijándose en información reciente sobre ADN antiguo y microfósiles, así como en modelos estadísticos.
“Si queremos mejorar nuestras estrategias para conservar el medio ambiente y las especies, deberíamos pensar en cómo preservar el agua y el aire limpios para las siguientes generaciones y no en devolver la Tierra a sus condiciones originales”, asegura Nicole Boivin, coautora del trabajo.
Según la investigadora y su equipo, estas condiciones iniciales dejaron de existir hace miles de años. El impacto humano en el planeta no arrancó con la Revolución Industrial, sino que ya se producía a finales del Pleistoceno: hace unos 195.000 años se dio una extinción masiva de especies asociada a la actividad humana. El desarrollo de la agricultura en el Neolítico, la ganadería o la colonización de islas han provocado también consecuencias.

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