martes, 7 de junio de 2011

El progreso de la mano de la madre naturaleza

Las visiones de desarrollo de las naciones siguen sin tomar en cuenta los límites de la naturaleza. La complicada ecuación del desarrollo sostenible 


Panamá - Existe una discusión importante entre académicos, organismos internacionales, sociedad civil y gobierno, sobre la posibilidad del desarrollo sostenible, tal y como lo ha concebido, la definición establecida como parámetro y generada desde el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Definición basada en la utilización inagotable de recursos naturales, para que todas las generaciones puedan satisfacer necesidades básicas.

Para analizar en detalle esta definición, se hace necesario entender de donde proviene la misma, y hasta qué punto, según los expertos, existe actualmente, la posibilidad real de este de acuerdo con la estructura social y económica vigente para que pueda ponerse en práctica.

Así, según Eduardo Gudynas, en el principio del siglo XX, como efecto propio de la Revolución Industrial y la consolidación capitalista del mundo, el ser humano, en su visión de ‘progreso’ (bienestar humano), se ha apropiado de la naturaleza como recurso para su utilización, como nunca antes en la historia de la humanidad.

Por otra parte, los expertos economistas, desde esa época, no vincularon, las estrategias de desarrollo con los límites de la naturaleza, asumiendo, que en caso de agotamiento, la ciencia y la tecnología tendrían que resolver la disminución de los recursos naturales. En esta visión, la naturaleza se encuentra supeditada al crecimiento económico.

No es hasta 1972, con el informe denominado ‘Los Límites del Crecimiento’, en donde se cuestiona al crecimiento económico, por la apropiación desmedida de los recursos naturales. La tesis de este informe indicaba que nuestros países no podían invocar un crecimiento económico continuado, ya que los recursos naturales son finitos.

Así, ya en 1987, con el informe Brundtland, denominado también ‘Nuestro Futuro Común’, se acuña por primera vez y de manera oficial en el mundo el concepto de desarrollo sostenible; con los deseos que todos queremos pero con las ambigüedades propias en la aplicación de una realidad que funciona de forma distinta y compleja.

VISIONES

En ese mismo sentido, Donald Worster, historiador ambiental, indica que el concepto de desarrollo sostenible no es nuevo. Él plantea que la fragilidad del desarrollo sostenible se encuentra en la apropiación social de los recursos naturales a gran escala, con mayor énfasis en eventos históricos que recargan a la naturaleza.

Por otra parte, en el caso de James O’Connor, un marxista ecológico, entiende que el desarrollo sostenible se encuentra vinculado al modelo de desarrollo económico, cuestionando la posibilidad del mismo en el sistema capitalista. O’Connor plantea una metáfora donde identifica a la naturaleza con un grifo abierto para el uso del proceso productivo. Se utilizan esos recursos de forma incontrolable en los procesos productivos y los desechos provocados por el proceso entran a la naturaleza, expresando una doble carga.

Por último, la visión de Enrique Leff introduce en la discusión del desarrollo sostenible, los conceptos de Saber Ambiental y Racionalidad Ambiental. Leff sostiene que la ‘crisis ambiental es una crisis de la civilización’. También indica que la racionalidad dominante en el mundo es una racionalidad económica. En esta sociedad lo económico prima sobre lo ambiental. Es necesario, según él, integrar los saberes ancestrales en la construcción de formas de racionalidad más acorde con la naturaleza.

Así, la gestión ambiental es el medio para la utilización racional de los recursos naturales en un mundo en el que la racionalidad económica y la lógica de acumulación capitalista son una realidad.

La gestión ambiental parte de que la aproximación y el entendimiento de la complejidad de la problemática ambiental; deduciendo que esa aproximación epistemológica implica el abordaje interdisciplinario y la construcción de objetos de estudios con ese nivel de complejidad.

Involucra el reconocimiento de la situación de los recursos naturales, pero también la identificación de las formas de trabajo e instrumentos de apropiación social de la naturaleza; así como las visiones, significados y percepciones de los actores sociales que intervienen en la apropiación, de lo que debe resultar una relación amigable o no con la naturaleza, garantizando el deseado desarrollo sostenible.

¿ES POSIBLE ?

La Gestión Ambiental utiliza instrumentos que permiten, según lo que se entiende, regular la apropiación social de la naturaleza, o la acción de los actores sociales de forma que se garanticen los recursos en el tiempo para que los procesos productivos y de crecimiento económico funcionen en beneficio de todos los asociados. Entre los instrumentos más utilizados en este país para la gestión ambiental se encuentran: Los Estudios de Impacto Ambiental, el Ordenamiento Territorial, los Planes de Manejo de Recursos Naturales, Programas de Educación Ambiental, entre muchos otros.

Si vemos desde la perspectiva del sistema, estos instrumentos de la gestión ambiental para el desarrollo sostenible operan, según los autores citados, en racionalidades económicas o lógicas de acumulación que proceden del sistema, lo que hace que cualquier acción se vincule a favor de la explotación de los recursos y no de la conservación de la naturaleza. Es decir, la naturaleza vista como recurso utilizable para la generación de riquezas, en primera instancia; para la satisfacción de las necesidades básicas de la población en segundo plano y por último, como elemento de conservación necesario para el equilibrio ecológico.

Como ejemplo de esto, en los Estudios de Impacto Ambiental (EIAs) ingresados a la Autoridad Nacional del Ambiente de los años 2005 – 2008, de un total de 3,675, sólo 90 fueron rechazados; es decir, apenas el 2.4% del total. Además, los estudios rechazados son sometidos a correcciones y pueden ser posteriormente aprobados. Este instrumento de gestión ambiental se ha constituido en un requisito más para la ejecución de obras, desde la perspectiva que toda acción es mitigable para el ambiente.

 Fuente: ( la estrella )

LO MAS LEIDO