viernes, 19 de noviembre de 2010

Un estudio comunitario da esperanzas a los pacientes de aneurisma

Según una investigación reciente financiada con fondos comunitarios, los aneurismas de aorta podrían tratarse con fármacos para el asma. Este descubrimiento, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), podría ayudar a salvar vidas y evitar la realización de una intervención quirúrgica con frecuencia arriesgada.
Ilustración del artículo
La aorta, el mayor vaso sanguíneo del organismo, transporta sangre desde el corazón hacia el resto del cuerpo. Esta gruesa arteria desciende por el tórax y pasa por el abdomen para dividirse en dos (una bifurcación para cada extremidad inferior) rodeando la pelvis.

Hay ocasiones en las que, por efecto de la presión de la sangre que transporta, un segmento de la aorta se debilita y dilata, lo cual se denomina aneurisma. Este fenómeno suele ocurrir en el abdomen. El diagnóstico de aneurisma aórtico abdominal significa que el diámetro de la aorta en determinado punto es superior a 30 milímetros, cuando su diámetro normal en el abdomen ronda los 20 mm. Si el aneurisma se dilata excesivamente, puede llegar a romperse, provocando una hemorragia interna masiva y, en muchos casos, la muerte.

Se ha descubierto que los aneurismas se deben a que ciertas enzimas deterioran gradualmente los tejidos que conforman las paredes de la aorta, debilitándola.

Los autores del estudio referido, procedentes de Finlandia y Suecia, han descubierto que las paredes de los aneurismas contienen concentraciones elevadas de enzimas capaces de formar ciertas sustancias denominadas cisteinil-leucotrienos.

«También hemos hallado que los cisteinil-leucotrienos pueden estimular la liberación de unas enzimas digestivas de proteínas llamadas metaloproteasas, lo cual puede favorecer el debilitamiento de la pared aórtica y la formación de un aneurisma», explicó el profesor Jesper Haeggström del Instituto Karolinska de Suecia, quien dirigió el estudio.

En la medicina ya se conocen los cisteinil-leucotrienos, puesto que también son responsables de la inflamación de las vías respiratorias habitual en el asma. De hecho, es común tratar a los pacientes de asma con fármacos que bloquean la acción de los cisteinil-leucotrienos.

Los experimentos realizados demostraron que dichos fármacos son capaces de bloquear los cisteinil-leucotrienos y, por tanto, inhibir la liberación de metaloproteasas. Este trabajo sugiere que los medicamentos contra el asma podrían servir para tratar los aneurismas, al reducir el riesgo de ruptura. Según los autores, no debería resultar complicado organizar un ensayo clínico para comprobar esta hipótesis.

«Estos fármacos contra el asma son a la vez eficaces y seguros. Previsiblemente, pronto podremos comprobar los efectos positivos que podrían ejercer en el aneurisma aórtico», aseguró el profesor Haeggström.

La incidencia del aneurisma aumenta con la edad. Entre los mayores de 65 años es de un 6% en hombres y un 2% en mujeres. Algunos factores que agravan el riesgo de sufrirlo son la aterosclerosis (el recubrimiento de las arterias con depósitos de grasa), la hipertensión y el consumo de tabaco.

Los aneurismas se consideran especialmente peligrosos por su tendencia a romperse cuando se dilatan en exceso. Como se ha dicho anteriormente, en caso de ruptura el paciente sufre una hemorragia interna masiva, en cuyo caso es necesario intervenir de urgencia para salvar su vida. Ocho de cada diez pacientes que sufren dicha ruptura fallecen.

El problema radica en que muchas personas desconocen que tienen un aneurisma. De hecho, más de dos tercios de los pacientes diagnosticados no presentaban síntomas. El aneurisma se puede detectar mediante pruebas exploratorias como la ecografía. Si el aneurisma es pequeño, el facultativo puede optar por esperar a ver su progresión, para lo cual programará revisiones periódicas a fin de observar la evolución de su tamaño. El riesgo de ruptura es muy elevado si el aneurisma supera los 50 mm de diámetro, en cuyo caso puede recurrirse a cirugía para reparar la arteria. No obstante esta intervención conlleva sus propios riesgos, por lo que sólo es aconsejable cuando el riesgo de ruptura es mayor que el peligro que plantea la operación.

Esta investigación recibió apoyo de la UE a través de tres proyectos: EICOSANOX («Eicosanoides y óxido nítrico: mediadores de las enfermedades cardiovasculares, cerebrales y neoplásicas»), ATHEROREMO («Proyecto europeo en colaboración sobre la inflamación y la remodelación de paredes vasculares en la aterosclerosis») y FAD («Lucha contra las patologías aneurismáticas»).

EICOSANOX recibió 10,7 millones de euros por medio del área temática «Ciencias de la vida, genómica y biotecnología aplicadas a la salud» del Sexto Programa Marco (6PM). ATHEROREMO y FAD recibieron 11,7 y 11 millones de euros respectivamente a través del tema de Salud del Séptimo Programa Marco (7PM).
Para más información, consulte:

Instituto Karolinska:
http://ki.se

PNAS:
http://www.pnas.org

Proyecto EICOSANOX:
http://www.eicosanox.org/

Proyecto ATHEROREMO:
http://www.atheroremo.org/

Proyecto FAD:
http://www.fighting-aneurysm.org/

Fuente:http://cordis.europa.eu/

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