viernes, 27 de mayo de 2011

El fuego y la rueda

Todo en el universo es relativo.

 
Existen civilizaciones que son más avanzadas y otras que lo son menos, sin importar su grado de conocimientos ni de conciencia.

Los seres humanos en el planeta Tierra no somos la excepción, pero infortunadamente nos aferramos a todo lo que conocemos y negamos todo lo que desconocemos.

Después de muchos siglos seguimos aferrados al fuego y a la rueda como nuestros descubrimientos más preciados.

Generamos nuestra energía eléctrica a base de fuego (vapor) a través de una turbina, eje y generador (ruedas). Nuestros autos y camiones son a base de motores de combustión interna (fuego) que mueven ejes y llantas controladas por un timón (ruedas).


Parece increíble, pero en estos días de emergencia con la central nuclear en Japón, la compleja energía de la fisión nuclear se utilizó para generar vapor (fuego) y mover una turbina y un generador (ruedas).

Lo mismo haremos al terminar el prototipo del proyecto Iter, cuando dominemos la fusión termonuclear. Todo parece indicar que no podemos salir del fuego y de la rueda.

El celular y sus nuevos desarrollos, que están cambiando las costumbres de la sociedad, son el primer invento que aparentemente no tiene ruedas, pues el computador las tiene en el disco duro y los ventiladores.

Digo aparentemente, porque en sus circuitos impresos existen diseños que asemejan ruedas.

Las civilizaciones que en un comienzo descubrieron los campos electromagnéticos están a años luz en su desarrollo tecnológico con relación a nosotros. En los años 70 hubo un descubrimiento interesante que pasó desapercibido y al cual no le hemos dado ninguna importancia: el horno microondas. Con él podemos cocinar alimentos y calentar cosas sin utilizar fuego. Igualmente le pusimos ruedas.

Se puede generar energía utilizando el sol, el viento, la basura, las mareas, la geotermia, pero también con formas, cristales, colores, sonidos, luz, el movimiento, el sexo, la mente, las emociones, la parte psíquica y un sinnúmero de posibilidades que no utilizan ni el fuego ni la rueda.

Cuando sanaba cáncer sin tocar al paciente ni darle medicamentos los oncólogos no me aceptaban porque mis métodos no eran la ciencia que ellos aprendieron en su especialización.

Intuitivamente el auto será parecido a los famosos platillos voladores, pero que vuele a baja altura y a poca velocidad. Todos los aman o los rechazan, pero ¿quién ha diseñado y construido uno?

Desde los griegos sabemos que todo lo que exista en la mente es susceptible a ser creado, pues ella es la creadora por excelencia.

Si el proyecto llega a feliz término y los fabricantes de autos no me bloquean, con la ayuda de algunos de ustedes construiremos autos que no necesiten de carreteras, y que no estén sujetos a trancones.

Fuente: ( portafolio.co )

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