viernes, 27 de mayo de 2011

Fascinación por las pantallas: causa ó efecto de la hiperactividad

Una investigación constata que los niños y adolescentes que más tiempo pasan ante la tv o con videojuegos tiene más riesgo de presentar problemas de atención más adelante. Otros estudios defienden lo contrario




La mayoría de las diferencias entre los niños se explican a partir del ambiente que los rodea  
No están quietos ni un segundo en clase, ni en casa, ni en el recreo... pero cuando se trata de ver la televisión o de entretenerse con un videojuego, la cosa cambia. Por este motivo muchos padres se asombran de que a sus hijos los tilden de hiperactivos cuando pueden permanecer tiempo "enganchados a una pantalla" casi sin parpadear.

Lo que sucede, en realidad, es que la capacidad de estos menores para concentrarse delante de una pantalla, y no en otros sitios, es una característica del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), según apuntan algunas investigaciones y, sobre todo, muchos de los especialistas que les tratan. Sin embargo, otra serie de trabajos apuntan hacia el lado contrario: el exceso de horas frente al televisor o la videoconsola es el que eleva el riesgo de problemas de atención en los menores.

Un ejemplo es el artículo publicado recientemente por ´Pediatrics´ . En él se constataba que los niños y, también, los adolescentes y jóvenes, que más tiempo pasan ante la ´caja tonta´ o con videojuegos tiene más riesgo de presentar problemas de atención más adelante que los que menos horas invierten en esta actividad.

Esta dicotomía es la que ha empujado a la comunidad médica a preguntarse (y a seguir investigando) si la fascinación por las pantallas es, en realidad, la causa o un efecto de la hiperactividad.

Inmaculada Escamilla, psiquiatra infantil de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid, aclara al diario digital ELMUNDO.es que "el problema de los niños con TDAH radica fundamentalmente en la atención sostenida y directa. Es decir, tienen mayor dificultad que la población general en mantenerse atentos en aquello que les supone un esfuerzo mental. Pero cuando están jugando con consolas, continuamente reciben una respuesta a sus jugadas y rápidamente obtienen un refuerzo positivo, a través de puntos o premios, lo que incrementa progresivamente su interés y motivación".

Este tipo de juegos les resultan muy cómodos porque "tienen una mayor dificultad para retrasar la recompensa de sus actos y para esperar respuesta. De igual forma, la ´tele´ no precisa necesariamente de una atención sostenida, de ahí que pasen más horas delante de ella", agrega.

De la misma opinión se muestra Beatriz Benito, psicopedagoga de la Asociación Vallisoletana de Afectados por Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad : "He comprobado que, efectivamente, los hiperactivos están más tiempo concentrados cuando se trata de ver la televisión o jugar a un videojuego. Es un problema de motivación. En el colegio, estos niños tienen muchas dificultades porque tienen que estar sentados todo el rato y porque no cambian de actividad. Su tiempo de concentración en una misma tarea es de cinco minutos (el de una persona sin el trastorno oscila entre los 35 y los 45). Sin embargo, los videojuegos tienen refuerzos indirectos, como subir de nivel cuando ganas, que les motivan".

Miguel Ángel Díaz-Sibaja, de la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Hospital de Día de Algeciras, por su parte, defiende que "hay pruebas fehacientes de que los niños hiperactivos tienen más problemas de atención cuando la información es repetitiva que cuando es novedosa, es decir, les costará prestar más atención a aquellas tareas que sean aburridas con respecto a aquellas otras que sean más divertidas. En este sentido, la motivación o el entusiasmo que tengamos en realizar una actividad nos facilitará considerablemente el que mantengamos la atención. Parece claro por tanto, que el niño hiperactivo podrá mantenerse más tiempo viendo la televisión o jugando a la video consola que prestar atención al profesor de matemáticas".

Para esta experta, "los padres no deben recurrir a las pantallas cuando les conviene, porque quieran terminar de hacer la cena o hablar por teléfono, como hacen muchos de ellos sin que sus hijos tengan necesariamente hiperactividad, sino que tienen que usarlas como refuerzo. Los menores con hiperactividad responden muy bien a este tipo de refuerzo positivo: estudiá y podés jugar un rato".

Otra forma de ´sacar´ partido de las tan a menudo denostadas pantallas es posible: "En alguna ocasión, los afectados, por su inquietud (entre otros síntomas) pueden poner a toda la familia en situaciones de riesgo, como durante un viaje en coche. En estos casos, la utilización de videojuegos, si no se tienen otros recursos, puede ser una herramienta adecuada", aconseja la doctora Escamilla.

Estas evidencias podrían hacer perder fuerza a los estudios que han encontrado relación entre el abuso de las pantallas y los problemas de atención en los menores. "Los niños con TDAH, problemas en las habilidades sociales, de aprendizaje e, incluso de humor, pueden pasar más tiempo en estos juegos que el resto de menores. A su vez, estos menores tienen con más frecuencia problemas asociados de atención, independientemente del uso de estas tecnologías. Algunos resultados sugieren que su utilización en los niños con el trastorno podría estar en relación con una menor capacidad de establecer límites en su entorno", explica la experta de la Clínica de Navarra.

En cualquier caso, la "capacidad adictiva de estos videojuegos impacta significativamente en el rendimiento académico... No obstante, para aclarar todas estas teorías son necesarios más estudios de seguimiento y el control", agrega.

Lo que sí parece demostrado, tal y como adelanta Elizabeth Lorch, profesora de la Universidad de Kentucky, Estados Unidos y coautora de un estudio reciente publicado en ´Media Psychology´ es que el factor que más influye en que los niños pasen muchas horas delante de la ´caja tonta´ es que esté en la habitación . "En nuestra investigación, en la que comparamos a un grupo de niños diagnosticados de TDAH y un grupo sano encontramos que la mayoría de las diferencias se explica por factores familiares y el medio ambiente, incluyendo si los niños tenían televisores en sus dormitorios. Las conexiones entre el trastorno y las pantallas son complejas", concluye.

Fuente: El Mundo

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