sábado, 28 de mayo de 2011

La Península de Osa y el Humedal Térraba-Sierpe - lugares demasiado preciosos como para ignorar

La semana pasada, la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, recibió el Premio Peter Benchley por Excelencia en la Administración Nacional de los Océanos por su liderazgo en la ampliación de protecciones para el Parque Nacional Isla del Coco en el Océano Pacífico. Esperamos que la Península de Osa y el Humedal Térraba-Sierpe de Costa Rica sean los próximos lugares en la fila para recibir este tipo de atención y apoyo adicional para la conservación.


En las aguas que rodean la Isla del Coco – una remota y deshabitada isla selvática casi a medio camino entre el territorio continental de Costa Rica y las Islas Galápagos – abundan tiburones martillo, delfines, rayas y otras especies, creando uno de los hábitats marinos más ricos en el mundo. El premio otorgado a la presidenta Chinchilla reconoce acertadamente el liderazgo ambiental de Costa Rica en la protección de la biodiversidad marina. Pero también pone en relieve cuánto más se puede hacer para asegurar la sostenibilidad de los recursos marinos y costeros de Costa Rica. Esta es una de las razones por las cuales NRDC designó a Costa Rica como una BioGema y en su trabajo reciente se enfoca en la conservación de la Península de Osa y el Humedal Térraba -Sierpe en la costa pacifico sur del país. 

Las áreas protegidas son criticas para la conservación de la biodiversidad marina y costera - así como para asegurar la estabilidad ambiental y económica de las comunidades locales. En la Península de Baja California de México, también una BioGema de NRDC, la creación del Parque Marino Nacional de  Cabo Pulmo ayudó a rescatar un importante arrecife de coral que había sido degradado por la sobrepesca y las técnicas de pesca insostenibles. El arrecife es ahora un rico hábitat marino y un ejemplo exitoso de la conservación que debe seguir siendo protegido. Sin embargo, a fin de asegurar que los esfuerzos de conservación sean verdaderamente exitosos es fundamental garantizar que las acciones fuera de las fronteras de los parques también sean ambientalmente sostenibles.  El Parque Nacional de la Isla de Coco de Costa Rica ha sido durante años un oasis marino con una de las densidades más altas de tiburones en el planeta. No obstante, justo afuera del perímetro del parque, las técnicas de pesca no sostenibles por buques palangreros de atún dañaban críticamente  el hábitat y los recursos marinos, ejerciendo una enorme presión sobre la biodiversidad del parque. Vemos este mismo problema en toda la región - incluyendo en la Península de Osa y el Humedal Térraba-Sierpe de Costa Rica. Sin un proceso que incluye el desarrollo  comunitario ambientalmente sostenible y la participación de comunidades locales  en la conservación, las áreas protegidas pueden convertirse en zonas aisladas y bajo amenaza. 
La creciente presión sobre la fauna marina de la Isla del Coco fue ampliamente reconocida y finalmente - gracias a años de esfuerzo y colaboración por el Gobierno de Costa Rica y la sociedad civil local e internacional - la presidenta Chinchilla firmó un Decreto Ejecutivo creando una nueva Área Marina de Manejo de Montes Submarinos. Esta área de gestión amplía la protección alrededor de la Isla del Coco por 9.640  kilómetros cuadrados en los cuales sólo las técnicas de pesca de bajo impacto son permitidas (para ver un mapa de la zona de protección ampliada, haga clic aquí.) Con estas nuevas protecciones Costa Rica dio un paso importante para garantizar la preservación permanente de un lugar que es "demasiado precioso como para ignorar", como señaló durante la ceremonia de entrega la semana pasada Nancy Sutley, presidente del Consejo de Calidad Ambiental de la Casa Blanca.

En su discurso de aceptación del premio la presidenta Chinchilla reconoció que Costa Rica tiene una tarea pendiente por hacer para proteger sus recursos marinos y costeros. Esto es cierto. Otra región en la cual Costa Rica debería enfocarse ahora es en su costa Pacifico sur, donde la Península de Osa y el Humedal Térraba-Sierpe son dos lugares que también son simplemente demasiado preciosos como para ignorar.  Ocupando una superficie menor que la mitad del estado de  Rhode Island, la Península de Osa alberga aproximadamente la mitad de las 500.0000 especies que se hallan en Costa Rica. Cerca del extremo norte de la península, el Humedal Térraba - Sierpe contiene los manglares más grandes e intactos de Centroamérica y es el refugio de innumerables especies de aves y otros animales salvajes. Además, los servicios ambientales que proporcionan estos humedales se valoran entre unos US $ 300.000.000 y US $ 2.000.000.000. Sin embargo, esta zona de frágiles humedales costeros se encuentra bajo creciente presión por actividades que se llevan a cabo  aguas arriba, como ser el desarrollo no sostenible de bienes raíces, la expansión de la agricultura industrial y  un propuesto  aeropuerto internacional  que podría dar lugar a un desarrollo masivo en ausencia de una planificación adecuada para la región. 

Durante la ceremonia de premiación la presidenta Chinchilla fue reconocida por su gran coraje y visión en reconocer que la creación de la nueva zona protegida alrededor de la Isla del Coco, beneficiaría a la gente, la economía y los tesoros ecológicos de Costa Rica. La presidente Chinchilla ahora debería  tener como prioridad para su gobierno el trabajar en colaboración con la sociedad civil y los actores locales para garantizar que cualquier actividad en la Península de Osa y cerca de los humedales de Sierpe-Térraba sea sostenible y acorde con los objetivos de conservación de la biodiversidad de Costa Rica.


Fuente: ( terra )

LO MAS LEIDO