sábado, 9 de octubre de 2010

La ecopolítica al poder

La contaminación atrapa las ciudades con montañas de basura y las nuevas fuentes de energía con sus residuos tóxicos y radiaciones intemporales


Los bosques del Amazonia desaparecen creando desiertos. Las especies del Lago de Maracaibo se extinguen. Las intensas lluvias como expresión del cambio climático se acentúan. La contaminación atrapa las ciudades con montañas de basura y las nuevas fuentes de energía con sus residuos tóxicos y radiaciones intemporales, como en Hungría, hacen eclosión en ríos europeos, azules y románticos como el Danubio.

Temas demasiado relevantes que inevitablemente tienen que ser abordados por los dirigentes políticos del mundo de hoy e incorporarlos a las tomas de decisiones estratégicas en la búsqueda de economías emergentes que garanticen calidad de vida a  contextos superpoblados.

Todo un desafío. Comprendiendo a la naturaleza como garante de existencia y la política como el arte de interpretar las necesidades de los ciudadanos, allí está el reto de un universo mejor. Gracias a Dios y a la hermosa voluntad colectiva se acaba el mito de que el político defensor del ambiente es un perdedor, un comeflores, anclado en la época hippies.

Actualmente, otras son las simbologías, con los recientes resultados electorales de Brasil con la candidata Marina Silva, de 52 años, nacida en una comunidad de colectores de caucho en el corazón de la selva amazónica, irrumpiendo en la campaña presidencial con la consigna de una economía verde en una nación que acoge la mayor reserva de árboles del planeta, ejerciendo protagonismo estelar para combatir el calentamiento global, pero con una creciente y pujante empresa agropecuaria competitiva ambientalmente. Esta esbelta morena con su agenda ecológica obtuvo 20 millones de votos, desplazando a muchos diputados identificados con la agresión al medio que restaron electores.

Colombia también forma parte de esta realidad con Antanas Mockus, el filósofo pragmático del entorno, gladiador ambiental, con el único propósito de rescatar ciudades y devolverlas humanamente a los pobladores, como los casos de Bogotá y Medellín, entendiendo que el ambiente es una categoría holística entre las acciones recíprocas del desarrollo económico, el crecimiento industrial y tecnológico y los niveles de supervivencia, en fin, un sistema racional integrado. La ecopolítica al poder.

Fuente: laverdad.com

LO MAS LEIDO