lunes, 7 de febrero de 2011

Marruecos: El vecino guapo de Europa

En este país los gallos cantan por doquier al amanecer; una escena que nada tiene que ver con la realidad de las grandes urbes cercanas.


Con sus 23 millones de habitantes y un clima que va de templado a cálido, Marruecos es una tierra llena de sorpresas, y la mejor forma de descubrirla es caminando por sus medinas y mezquitas, regateando en sus coloridos bazares, admirando los espectáculos de bailarinas de vientre, músicos y acróbatas, saboreando la comida tradicional, haciendo un paseo en camello o bien sobrevolando las montañas Atlas y deleitándose con su paisaje árido y colorido.

Tras la conquista del norte de África por los árabes en el siglo VII, los moros se instalaron en Marruecos, y se establecieron hasta el Siglo XIX, que marca la ocupación de España.

Luego, a principios de Siglo XX, Francia establece un protectorado, que se prolonga hasta que logra su independencia en 1956. Actualmente es una monarquía constitucional, presidida por la dinastía Alauita, el árabe es el idioma oficial y, aunque se profesa el Islam, la libertad de cultos está asegurada.

Casablanca fue fundada en 1906, es la ciudad más grande de Marruecos y su capital industrial, y se asemeja a una ciudad del sur de Europa. Alberga uno de los puertos más importantes del país, y a más del 10% de la población. Esta ciudad fue inmortalizada por la película del mismo nombre, protagonizada por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman.

 
 
Al llegar a Casablanca, es inevitable quedar impresionado por la claridad y el brillo del sol, que contrasta con el azul cobalto de su cielo, y el rosa viejo y ocre que predominan en la ciudad, que carece de monumentos históricos de relevancia, pero es interesante visitar la medina (cerco de murallas) en las cercanías del puerto.

La arquitectura de sus casas y el laberinto de sus callejuelas, contrasta con la parte moderna de la ciudad. La artesanía es muy fina, y ofrecen un muestrario de los productos de las diferentes regiones, como alfombras de Rabat, bordados de Fez, cerámica de Sale, objetos de madera de Tetuán y orfebrería de Tánger. Son admirables la Skala y la mezquita Dar El Makhzen, cuya construcción se remonta al siglo XVIII.

Notable es también la iglesia Católica de la Buenaventura, construida por los españoles en 1891. En el Centro administrativo y en el corazón de Casablanca se encuentra la Plaza Mohammed V, con su cúpula vidriada de arquitectura ecléctica, aquí se cruzan las principales avenidas de la ciudad, flanqueadas por edificios públicos, tiendas, restaurantes, hoteles y salas de diversiones.

Al frente de la Plaza se abre la Plaza de las Naciones Unidas, célebre por su fuente musical de aguas multicolores, y considerada la más bella de la ciudad. A orillas del océano se encuentra la espectacular Mezquita de Hassan II, un monumento que simboliza la solidaridad, el empeño, el genio y la devoción del pueblo marroquí. Esta joya de la arquitectura moderna, situada en el corazón de los barrios más poblados de Casablanca, perfila el futuro de la ciudad.

Estando tan cerca de Europa, Marruecos es un mundo aparte. Cada una de sus ciudades importantes tiene una parte nueva, y su medina o parte antigua, rodeada por murallas medievales, con coloridos mercados, sinuosas calles y callejones, y Kasbahs, con sus palacios y mezquitas. Como eslabón entre las dos partes, surge el gran Socco, enorme y ruidoso.

Por la mañana salimos en autobús, de Casablanca a Marrakech, en un viaje de todo un día, por una carretera polvorienta, desde donde pudimos avistar, a lo lejos, las monumentales montañas Atlas. Ya al atardecer nos instalamos en el precioso Hotel Golden Tulip Farah, localizado en una de las áreas más elegantes de la ciudad. Además, y como excelentes alternativas para hospedarse, en Marrakech están los hoteles; Amanjena y Kashba Tamadot.

 
 
Marrakech es el alma de Marruecos. El ocre-rojo que predomina en su arquitectura, contrasta con el verde de las innumerables palmeras, alineadas en interminables bulevares. La ciudad, que junto a Fez, Rabat y Meknes, es una de las cuatro ciudades Imperiales, es visitada por aproximadamente 4 millones de turistas al año. Su enorme plaza principal; ¨Djemma el Fna¨, es el corazón y teatro de Marrakech y ofrece la versión marroquí del ¨Greatest show on Earth¨.

Este gigantesco cuadrado suele ser escenario para acróbatas, tamborileros, bailarines, herreros, tintoreros, encantadores de serpientes, aguadores (vendedores de agua), vendedores de cuero natural y de maderas, y de negocios de especias en donde se mezclan millares de perfumes, de músicos y también de muchos puestos de oferta de delicias comestibles y frutas locales.

Marrakech es también la segunda ciudad más grande del país y el centro comercial más importante del sur de Marruecos. Tiene las montañas Atlas como trasfondo, calles muy coloridas y concurridas, y un ambiente jovial y festivo.

La gente de Marrakech es conocida por su hospitalidad, humor y honestidad. Para dar un vistazo a su cultura milenaria, es suficiente visitar los ¨souks¨, talleres en donde los artesanos trabajan con técnicas heredadas de sus milenarios ancestros. La ciudad es inmejorable para comprar y comprar, y eso fue exactamente lo que hicimos, aprovechando el cambio del "dírham" y disfrutando además del gusto de regatear, algo que no puede dejar de hacer.

Cerramos el día con broche de oro cenando en el exótico y típico restaurante/espectáculo "Fantasía ¨Chez Ali¨", en las afuera de la ciudad, en donde degustamos el exquisito cordero a la brasa.

Además, visitamos el Alminar de Kotubia, los bellos jardines del Aguedal y el Parque de la Menaraa, los Jardines de Majorelle y el Herbario Avicenne.

Marruecos es un pueblo unido, determinado y solidario; un pueblo preparado para los desafíos que la geografía o la historia le impongan, abierto al futuro y al modernismo. Su actual monarca, Mohammed VI, ha reafirmado recientemente su compromiso de continuar dándole un ímpetu prioritario al desarrollo acelerado y sostenido del turismo en la nación.
En el 2009, Marruecos recibió 9 millones de turistas, lo que ha generado riquezas y fuentes de trabajo y ha permitido que se constituya como uno de los países principales en turismo receptivo en el norte de África.

La experiencia que supuso visitar este exótico país ha sido inolvidable y enriquecedora, por lo que le recomiendo incluirla en su agenda de viajes futuros.

Fuente: ( El Universal.mx )

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