lunes, 5 de agosto de 2013

El falso mito del coitus interruptus

Carmen Pérez NovoPrácticamente, desde que hombres y mujeres viven en pareja, han sentido la necesidad de procrear y aumentar la prole. Pero, también, si repasamos un poco la Historia, vemos que ya en las civilizaciones antiguas se registran referencias a actuaciones poscoitales para evitar el embarazo, y que van desde todo tipo de danzas y movimientos enérgicos hasta lavados o introducción de gran variedad de artilugios en el interior de la vagina.
 
Las interrupciones voluntarias del embarazo siguen creciendo
 
 
Sin embargo, la llegada de las sustancias hormonales, en la década de los sesenta, supuso un avance muy importante y abrió la puerta a la posibilidad de modificar los sistemas que regulan el proceso reproductor e introducir cómodas y efectivas dificultades, para evitar la gestación, después de un coito no protegido.
 
 
De hecho, a partir de entonces, se llevaron a cabo un sinfín de investigaciones que han permitido que, en la actualidad, dispongamos de un arsenal de métodos contraceptivos que han ampliado de manera significativa el abanico de posibilidades de elección de la pareja: dispositivos intrauterinos, píldoras con hormonas, parches transdérmicos, anillos vaginales, implantes subdérmicos, anticonceptivos de emergencia, preservativos, diafragmas...
 
 
Sin embargo, y a pesar de este arsenal anticonceptivo y de tanta información y facilidades como disponemos en la actualidad, hace unos días, expertos en ginecología han advertido de nuevo que entre la población, sobre todo en menores de 20 años, sigue siendo muy popular la 'marcha atrás' o 'apearse en marcha'.
 
 
La verdad es que hasta el nombre tiene gracia. Pero el índice de efectividad no tanto. Dicen las estadísticas que el número de interrupciones voluntarias del embarazo (IVE) sigue creciendo, habiendo pasado su incidencia en menores de 19 años, de 3,89 por mil en 1993 al 9,28 en el 2002, estimándose unos 18.000 embarazos anuales en este grupo de edad. Resulta un método divertido. Pero, desde ningún punto de vista es serio que lo utilicemos como un contraceptivo habitual.
 
 
Debemos tener muy presente que, desde que en 1984 el Programa Euro/Organización Mundial de la Salud de Sexualidad y Planificación Familiar incluyera entre sus objetivos la información contraceptiva para incrementar la calidad de vida de las personas, se tuvo claro que la prevención de embarazos no deseados era una de las principales medidas preventivas dentro de un sistema sanitario desarrollado. Pero se hablaba de contraceptivos efectivos, cómodos y seguros y nunca del ancestral coitus interruptus. Y en la actualidad, en nuestro país, afortunadamente, disponemos de gran variedad de métodos anticonceptivos.
 
 
Fuente: LNE

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