martes, 5 de octubre de 2010

Burger King retira el aceite de palma de su cocina presionado por Greenpeace

El aceite de palma es desde hace tiempo uno de los bienes de consumo más omnipresentes. Está en todo, desde aceite de cocinar hasta jabones y galletas: en el 50 por ciento de todos los productos envasados de los supermercados, según los grupos ecologistas. Gracias a esa explosión en la demanda, los precios están aumentando y el aceite de palma está saliendo de la oscuridad, pero no sin polémica. Conseguir tierras para cultivarlo ha provocado una importante deforestación en Indonesia.

(Yakarta, Indonesia). Probablemente muy pocas de las personas que han engullido patatas fritas en Burger King se han parado a pensar con qué estaban hechas. La respuesta es: aceite de palma, una materia que Burger King ha encontrado problemática últimamente.

En Indonesia, el mayor productor mundial de aceite de palma, el problema es la limpieza de tierras para cultivo. A finales de la década de 1960, menos de 207.000 hectáreas de tierra estaban dedicadas al cultivo de aceite de palma. A principios de este siglo eran ya casi tres millones de hectáreas, y la cifra continúa aumentando.

En las islas indonesias de Sumatra y Borneo, donde la producción de aceite de palma es muy común, los defensores del
medio ambiente dicen que las empresas están limpiando y quemando bosques para hacer sitio a plantaciones de aceite de palma, y emitiendo durante el proceso tantos gases de efecto invernadero a la atmósfera que Indonesia se sitúa ahora, según algunos cálculos, como el tercer mayor emisor del mundo, después de EEUU y China.
Como consecuencia, una creciente lista de compañías internacionales -entre las más recientes, Burger King- están endureciendo sus relaciones con uno de los principales fabricantes de aceite de palma de Indonesia, una subsidiaria del agro gigante Sinar Mas, PT Smart, a la que Greenpeace acusa de destruir ilegalmente grandes franjas de bosque tropical y turberas para dejar espacio a las plantaciones de palma.

Bustair Maitar, activista de Greenpeace en Indonesia, asegura que los productores de la zona tienden a preferir limpiar zonas frescas de bosque en lugar de hacer que sus plantaciones sean más eficientes. En un país burocráticamente opaco y lleno de corrupción, esto significa habitualmente sortear o romper la ley.

“Lo que está ocurriendo ahora es que las empresas no están intentando minimizar el impacto. Lo que están tratando de hacer es simplemente expandir sus plantaciones con añadidos de tierra para aumentar la producción de aceite de palma ahora y en el futuro”, afirma Maitar.

Identificar y abochornar a las empresas, sin embargo, está resultando ser una estrategia eficiente. Sinar Mas asegura que una auditoría independiente rechaza las acusaciones contra ellos, pero tanto los ecologistas como los propios auditores dicen que la compañía agroalimentaria ha malinterpretado los resultados. Como consecuencia, Burger King ha dejado de trabajar con Sinar Mar como suministrador de aceite de palma, sumándose así a una lista de empresas entre las que ya figuran Unilever, Nestlé y Kraft.

“Las compañías no se quieren asociar con prácticas ilegales donde se abastecen de materia”, dice Maitar.

Aunque el aceite de palma también es considerado por algunos como una fuente barata de biocombustible, cada vez son más quienes critican su peaje medioambiental. A finales del pasado año, la rama privada de inversiones del Banco Mundial, la International Finance Corporation, anunció que dejaba de financiar e invertir en ayuda a proyectos de aceite de palma. La política sobre el aceite de palma de la corporación está ahora en estudio, y quienes defienden estos cultivos temen que los recortes podrían ser permanentes.

Aún así, la industria del aceite de palma está creciendo. Gracias a una demanda sin cubrir, los precios son de unos 900 dólares por tonelada, muy por encima de los niveles históricos de 500 dólares. Las empresas multinacionales dicen por sistema que quieren un aceite de palma sostenible, pero eso se plantea complicado.

Se ha creado un organismo regulador, llamado el Roundtable on Sustainable Palm Oil, pero de momento sólo participan unos pocos productores. Muchos críticos han denunciado que el grupo es débil y que todavía es difícil determinar qué es realmente sostenible en una cadena de suministros tan endemoniadamente compleja.

Y mientras las empresas se pueden mostrar sensibles a las opiniones de los consumidores occidentales, la demanda creciente en Asia resulta insaciable, asegura Thomas Mielke, director de la consultora alemana Oil World.

“Hay campañas y tienen algún impacto sobre el consumo en algunos países europeos, pero la mayor parte del crecimiento tiene lugar en India, China, Pakistán, en países de Oriente Medio y de África”, explica. El aceite de palma suma el 37 por ciento del mercado de aceites vegetales mundial, apunta Mielke, y se cultiva en solo el 5,5 por ciento de terreno utilizado para dicho tipo de materia prima.

“Satisfacer el consumo mundial de aceites vegetales, que es algo vital en la dieta alimenticia, no sería posible en absoluto sin el aceite de palma”, dice. “Para conseguir las mismas toneladas se necesitaría dedicar 10 veces más tierra a la soja en la Amazonia”.

Mientras la conversión de grandes trozos de selva tropical en plantaciones de palma ha desplazado a los agricultores tradicionales y habitantes indígenas que dependen de los bosques para subsistir, algunos argumentan que el aceite de palma es esencial para superar la pobreza. Como cultivo comercial, la palma genera a los agricultores mucho más dinero que los tradicionales terrenos dedicados al arroz.

World Growth, un grupo defensor del mercado libre que apoya el desarrollo del aceite de palma, sostiene que si se aumentan los cultivos a largo plazo se frenará la deforestación, al terminar con la pobreza y por lo tanto disminuir los incentivos para la limpieza ilegal de tierras. El grupo ha sido atacado por los medioambientalistas por defender abiertamente una agenda a favor de las corporaciones y anti regulatoria.

Aubrey Belford | GlobalPost

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