domingo, 1 de mayo de 2016

EL CALOR Y SU SALUD

as altas temperaturas traen riesgo para la salud. El calor elevado puede llegar a ser letal en ciertas condiciones.
No es idea suya, cada vez hace más calor.Los últimos cinco años han sido los más calientes de la historia documentada en las mediciones climáticas. La Organización Meteorológica Mundial (OMM), agencia de las Naciones Unidas especializada en este tipo de análisis, determinó que el quinquenio comprendido entre 2011 y 2015 alcanzó temperaturas nunca antes reportadas en todos los continentes, con excepción de África. Los altos niveles de calor que vivió el planeta en este período, indica el reporte de la OMM, son consistentes con la tendencia establecida del calentamiento global con influencia antropogénica. Es decir, derivada de los efectos que tienen las actividades humanas sobre el clima, siendo la generación de gases de efecto invernadero una de las más amenazantes.
A pesar de la incertidumbre que rodea al futuro de la Tierra bajo las consecuencias del calentamiento global, existe una creencia popular de que los humanos podrían adaptarse a las nuevas condiciones. Una serie de investigaciones científicas recientes, sin embargo, está poniendo en duda esa idea. El calor puede significar la muerte. Un estudio presentado a finales de 2015, durante una conferencia de la Unión Geofísica Americana, estima que si la emisión de gases de efecto invernadero no es reducida, en menos de 50 años, el alza de la temperatura y la humedad causada por el calentamiento global consecuente podría exponer a cientos de millones de personas alrededor del mundo a un estrés térmico potencialmente letal. En otras palabras, quedarían expuestas a un calor que mata.

Cuando el cuerpo se enfrenta prolongadamente a condiciones
en las que no puede expulsar su calor naturalmente, se ponen
bajo tensión órganos como el cerebro y los riñones.
El riesgo se concentraría mayormente en regiones populosas y tropicales, como la India, el sudeste de Asia, Medio Oriente y África, estima la investigación, elaborada por Ethan Coffel, candidato a Ph.D. en Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Columbia (Nueva York). No obstante, los habitantes de esas regiones no serían los únicos en peligro. El análisis de Coffel sostiene que incluso en zonas como el noreste de Estados Unidos alrededor de 30 millones de personas estarían expuestas, al menos una vez al año, a olas de calor con potencial letal para niños, ancianos y enfermos. Estas predicciones se harían realidad para 2060, considera el investigador, asumiendo que las emisiones de gases de efecto invernadero sigan como hasta ahora.
VERDUGO ACTUAL
No es necesario imaginar el futuro para ver al calor como un verdugo de vidas humanas.Actualmente, las altas temperaturas ya son responsables de muertes alrededor del mundo. La revista especializada National Geographic informa que el calor ha matado más gente que cualquier otro tipo de clima extremo. En la pasada década, sostiene la publicación, decenas de miles de personas han muerto por esta causa en Europa, Rusia y Medio Oriente.
Una de las olas de calor más mortíferas de los últimos 10 años se registró en Europa en 2003. Dejó un rastro de más de 71 mil decesos, según una lista de las peores olas de calor publicada por la Base de Datos Internacional de Desastres.

No es necesario imaginar el futuro para ver al calor como
un verdugo. Las altas temperaturas ya son responsables
de muertes alrededor del mundo. Foto: Reuters
Las estimaciones de este ranking, que contiene información de desastres masivos desde 1900 hasta la actualidad, prevén que la quinta ola de calor que ha causado más muertes ocurrió apenas el año pasado. Tuvo lugar en India, donde las temperaturas en la capital, Nueva Delhi, alcanzaron picos de 45,5 grados centígrados, con caminos de asfalto derritiéndose y pasos cebra deformándose en las calles. Murieron más de 2.500 personas, indican reportes del diario británico The Telegraph. En esa ocasión, la alta demanda de electricidad para el funcionamiento de aires acondicionados provocó apagones en algunas ciudades.
CUERPO INDEFENSO
Los días calientes alteran el estilo de vida y la productividad de las personas, pero existe una creencia general de que los humanos pueden adaptarse a ellos. Durante picos de estrés térmico –alta humedad incluida– esto no es cierto, comenta el investigador del clima Steven Sherwood, afiliado a la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia). El cuerpo humano, explica Sherwood, genera un calor metabólico que –en adición del que se absorbe del entorno– debe ser expulsado a través de mecanismos naturales como la transpiración. Pero bajo condiciones extremas, el cuerpo no puede enfriarse por sí solo.
El enfriamiento solo puede ocurrir, argumenta Sherwood en un artículo científico, si el cuerpo está más caliente que la temperatura de bulbo húmedo del medio ambiente. Esta variable se mide cubriendo un termómetro de bulbo estándar (de mercurio) con tela humedecida y ventilarlo constantemente. La segunda ley de la termodinámica, explica el investigador, no permite que un objeto pierda calor en un ambiente cuya temperatura de bulbo húmedo excede la temperatura del objeto, sin importar qué tan ventilado esté.

Los últimos cinco años han sido el quinquenio más caliente de la
historia documentada en las mediciones climáticas.  Foto: AFP
Todas las personas mantienen una temperatura corporal que bordea los 37 °C, pero debido a que esta medida es menor en la piel, Sherwood sospecha que una exposición prolongada a temperaturas de bulbo húmedo de 35°C puede resultar intolerable. En estas condiciones, el cuerpo no podría expulsar su calor. Según el Sistema Nacional de Salud de Reino Unido, llegar a este punto es poco común, pero cuando ocurre se pone bajo tensión el cerebro, el corazón, los pulmones, el hígado y los riñones. La condición puede resultar mortal.
CIUDADES EN RIESGO
Las poblaciones urbanas son especialmente susceptibles a las olas de calor debido a una condición conocida como “isla de calor”. Un artículo científico de la revista indexada Current Opinion in Environmental Sustainability define a este fenómeno como el aumento de temperatura que existe en ambientes densamente poblados construidos por humanos, como las ciudades, en relación con los ambientes no intervenidos que rodean la ciudad. Durante períodos de temperaturas elevadas, las metrópolis se calientan aún más que las zonas rurales por ser “islas de calor”.

Las densas poblaciones urbanas pueden convertirse en "islas de calor"
que se calientan más que las zonas rurales.
Los riesgos que el calor trae consigo pueden ser tratados mediante intervenciones de salud pública. Sin embargo, la planificación urbana es un factor relevante en el campo de la prevención. El artículo mencionado, publicado en 2015 por investigadores alemanes, sostiene que estrategias estructurales que favorezcan la circulación de aire pueden resultar claves para combatir el calor en las ciudades. Evitar los cañones urbanos formados por las agrupaciones de edificios altos, remover bloqueos en las intersecciones de las calles, así como fomentar la instalación de cuerpos de agua tienen efectos mitigantes. Con estas medidas, las islas de calor en que se convierten las ciudades toman un respiro.
Fuente: Vistazo

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