sábado, 6 de julio de 2013

El misterio de la Estrella de Piedra

Una extraña formación de rocas esconde los vestigios del Paleolítico. Se trata de Externsteine, un enigma de la naturaleza alemana.
 
 
Un conjunto de curiosidades, fósiles y piedras talladas con formas de criaturas legendarias cuentan la historia de Externsteine, una cadena de grandes bloques de piedra sin labrar que adornan el paisaje del bosque Teutónico, en el noroeste de Alemania.
 
Luego de un proceso de erosión cercano a los 120 millones de años, la Estrella de Piedra, como se conoce en español a este paraje, cuenta con un complejo de cinco columnas de roca caliza que alcanzan los 37 metros de altura y que, con el tiempo, fueron ornamentadas por el hombre. Aunque existen cientos de mitos sobre su origen y función, los estudios apuntan a que el enclave fue empleado para la observación astronómica y para la construcción de un pequeño santuario germano, ubicado en lo más alto de un imponente peñasco al que sólo es posible acceder por una estrecha escalera de piedra.
 
Cada rincón de este milenario lugar está lleno de misticismo y, por supuesto, de historia. Un agujero en uno de los pilares permite contemplar la densidad del bosque y la inmensidad del cielo. Una vez al año, en el solsticio de verano, los rayos del sol atraviesan el pequeño hueco e iluminan un altar construido por los primeros ermitaños cristianos que llegaron allí hace más de mil años.
 
Los arqueólogos creen que durante la Edad Media este recinto se convirtió en un centro de peregrinación, teniendo en cuenta que aún se pueden observar algunas inscripciones del siglo XII en las que, por ejemplo, se representa la escena del descenso de Jesús de la cruz, ícono religioso y del arte románico del norte de Europa. Uno de los detalles más significativos de la imagen tallada en piedra corresponde al relieve de un dragón, que simboliza el paganismo y se desvanece ante el sacrificio de Cristo. Esta fina representación refleja el poder que los creyentes le atribuían a las piedras de Externsteine.
 
Además de ser un tesoro cultural, este complejo se sitúa en medio de valles y lagos que lo hacen un destino apetecido por viajeros de todo el mundo, que intentan descifrar en su recorrido los secretos gravados en las moles de roca y desean meditar en medio del silencio que brinda este privilegiado paisaje.
 
 
Fuente: El Espectador

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