domingo, 3 de julio de 2011

¿La crisis alimentaria es un hecho reciente?

Nos encontramos hoy frente a estas preguntas ¿La crisis alimentaria en el mundo es un hecho reciente o es que estamos hoy enfrentado síntomas claros de la larga agonía de estrategias y modelos agrícolas?

 

Tengo que acudir a algunos elementos de acercamiento a la pertinencia de estas preguntas por lo que es inevitable contextualizar este análisis en dos estrategias globales que aún, en pleno siglo XXI, se relacionan con el modelo que nos está planteando la agroindustria cruceña, que tiene su nacimiento gracias al Plan Bohan, otra estrategia global de los 50.

Las dos estrategias para combatir el hambre del mundo a las que haré referencia fueron: La Revolución Verde (Cuyo auge abarcó desde los sesenta a mediados de los ochenta, aunque muchos autores afirman que, continúo hasta los 90) y El Consenso de Washington (Que se implementó desde los ochenta a los 90, década en la que surgen los paradigmas de nuestro futuro común y del desarrollo sostenible, expresados en las estrategias de la Agenda XXI de la ONU, y que interpelan esta estrategia).

Hay quienes afirman que hoy nos encontramos frente a una tercera Revolución Verde” que viene aparejada con el bio comercio, y orientada por gigantescas transnacionales, como la Monsanto, DuPont, Novartis y otras compañías.
Revolución verde-1960-1980:

La revolución verde incrementó los niveles de producción agrícola en Europa y en los llamados países desarrollados pero también en países del Asia, África y América.

Tuvo una fuerte influencia en los ejidos en Méjico y en sus políticas agrarias de los 60. De hecho el primer experimento de exportaciones de la revolución verde se lo realizó el año 1967, en Puebla. (Importante recordar este dato para evaluar los efectos hoy).
El objetivo de la revolución verde fue:

“Terminar con el hambre del mundo, logrando cosechas abundantes e independientes del clima o del suelo en el que se cultivase”.

La esencia de la revolución verde fue el uso de Variedades de Alto Rendimiento de dos cereales básicos, arroz y trigo, (semillas VAR) con todos los insumos necesario para ello; pesticidas, fertilizantes, modificaciones genéticas, (en un segundo momento), regadío, abonos especiales, maquinaria, aeronáutica agrícola, etc.).

El rol de los Estados debía ser fuerte, con subsidios, entidades financieras y de investigación, y grandes inversiones en infraestructura (carreteras, vías férreas, marítimas, aéreas, hidroeléctricas, centros de investigación, comercializadoras, silos y empresas mixtas).

La revolución verde no fue un mito, la producción se incrementó en millones de toneladas, pero aquí se nos plantea la primera pregunta, puesto que este es el tema que nos convoca, ¿Resolvió el problema del hambre en el mundo la Revolución Verde?

El costo de este modelo de producción, alto para el consumo de los países pobres, lo fue también para la producción de los pequeños campesinos, por tanto gradualmente se evidenció que sus productos, no estarían destinados al consumo interno sino a los países ricos, consecuentemente el hambre del mundo no sólo no disminuyó sino que continúo incrementándose.
Efectos negativos:

Se aumentó la dependencia externa, por cada dólar gastado se produjo la mitad del producto agropecuario que antes se destinaba al consumo interno; se dio paso a la crisis agrícola con subsidios insostenibles y tierras cultivables altamente salinizadas, desertizadas y con pérdida absoluta de su capacidad de uso agrícola. Se detectó la utilización de agro tóxicos altamente nocivos a la salud humana y presencia de agro tóxicos clorados en bebés y en mujeres gestantes.

Surgió lo que se llama hoy el círculo vicioso de los plaguicidas; cada vez plagas más resistentes y cada vez mayor dependencia de nuevos plaguicidas, y la crisis de este modelo agrícola se inició con cada vez más tierras demandadas, menores rendimientos y menor diversidad de alimentos.

Hasta el 2010 no solo se habían empleado las tierras de uso agrícola. Se destruyeron 13 millones de bosques para nuevos cultivos.

Se privatizó la tierra en los países menos desarrollados, pues los capitales internacionales, frente a la crisis agrícola evidenciada en 1970, se vieron obligados a ir por más tierras cultivables que reemplacen las degradadas que dejaron tras de sí. La mayor parte de la población rural dejó de estar ligada a la tierra y a la agricultura y se produjeron oleadas de migraciones rurales hacia centros urbanos que no estaban preparados para recibirlas.

No se resolvió el problema del hambre en el mundo y tras la crisis de la revolución verde, en la década de los 90, se plantearon algunas propuestas acerca de cómo evitar repetir errores similares:

Identificación de algunas correcciones:

Se identificó entonces que había que corregir el modelo, de la Revolución Verde, fuertemente cuestionado hoy en día. La actividad agrícola debía buscar un equilibrio entre la necesaria producción de alimentos para nutrir a una población creciente, y el respeto del medio ambiente. De esta forma se evitaría la destrucción de la naturaleza, que había repercutido además en la capacidad de producir y de extraer alimentos y de la re-producción de los sistemas socio económicos locales.

La incorporación de las estrategias locales empleadas para su propia seguridad alimentaria, a largo plazo, (resiliencia) debía implementarse en lugar de intentar embutir a todos en único paquete productivo.

También se requeriría el abandono de la conversión en gran escala de bosques, fuentes de agua y hábitat naturales frágiles en tierras de cultivo.

Por primera vez los aspectos ambientales salieron de la esfera científica (bilogía) para conectarse con otras múltiples dimensiones, como las sociales, institucionales, económicas y políticas.

De allí, en medio de estas evaluaciones sobre la crisis y el fin de la revolución verde surge el Consenso de Washington:
Consenso de Washington:

El debate acerca de esta estrategia de desarrollo aún no termina, pero queda claro que existen numerosas consecuencias para el sector de la alimentación y el desarrollo agrícola y rural.

Acuñado en 1990 por Jhon Willamson: es un paquete de medidas económicas (10) centrales para el apoyo del BM y del FMI a los países que tendrían que superar sus crisis económicas implementando los llamados Ajustes Estructurales:

El consenso planteó medidas como las de la seguridad jurídica, menos gastos en elefantes blancos, menos intervención del Estado, más inversión privada; tipos de cambios competitivos, disciplinas fiscales, desregulación, inversión extranjera directa, liberación del comercio. Es la estrategia que abrió las puertas al neo liberalismo.

La política agrícola durante los años 1980 y 1990 proviene del paradigma de ajuste estructural: Precios determinados por el mercado, eliminación de restricciones cuantitativas, promoción de operaciones del sector privado, capitalización de las empresas públicas incluso de servicios, apoyo a las producciones transgénicas, fueron temas clave en el sector alimentario, y para otros productos primarios

La pregunta es qué límites acompañaron ese proceso. El Informe sobre el Desarrollo Mundial 2000/1, por ejemplo, asegura que la liberalización del mercado (sin límite alguno) requería de un apuntalamiento institucional sólido y previo. El mercado no podía haber determinado el modelo de producción de todos los sectores; había que pensar en un Estado que regule la diversificación y la producción estratégica para las necesidades alimentarias de las poblaciones locales.

En el sector de la alimentación y del desarrollo agrícola y rural se planteó que, en el caso del suministro de semillas, el sector público no podría quedar al margen del apoyo a un sector privado naciente. Pero también necesitaría jugar un rol en la protección de la diversidad de las plantas, especialmente en lo que se refiere a los derechos de los agricultores a variedades desarrolladas en explotaciones agrícolas.

Forman parte hoy de los problemas de muchos paises los enormes costos sociales de los ajustes estructurales y no me voy a referir a ellos, sino para afirmar que esta crisis que hoy heredamos, también es el resultado de muchos años de políticas destructivas que socavaron las producciones nacionales de alimentos, y obligaron a los campesinos/as a producir cultivos comerciales para compañías multinacionales y a comprar sus alimentos de las mismas multinacionales (o a otras…) en el mercado mundial.

Tanto la estrategia de los sesenta como la de los noventa no resolvieron el hambre del mundo, por tanto no estamos aquí frente a nueva realidad alguna, aunque si a un nuevo concepto que hace referencia a “Seguridad alimentaria” y que puede constituirse en oportunidad si resolvemos los temas que señalaré a continuación:

Cuál es el modelo que se ha implementado en Bolivia:

¿Por cuál estrategia estamos transitando hoy en Bolivia? Puesto que no se trata únicamente de que si queremos semillas transgénicas o no, o si queremos que se continúe con los ritmos de deforestación o no: Estamos hablando de estrategias globales orientadas a fines concretos; de nuestro nivel de inserción en ellas y de la forma en que esta inserción nos afecta a todos ya todas.

-La ampliación de la frontera agrícola alcanza y afecta ya al 21% de los suelos forestales (bosques) de Bolivia y el vice ministro de desarrollo productivo ha anunciado que se requerirá de mayores superficies. ¿A qué estrategia responde?

-El sector productivo forestal, que exporta 274 millones y ha invertido en 654 planes de manejo forestal para gestionar estas superficies sosteniblemente, en 4.4. Millones de hectáreas de bosques, es un sector marginal en esta estrategia, puesto que su capital (los bosques), estaría seriamente amenazado.

-Los desmontes han afectado ya cinco millones de hectáreas de bosques, y deteriorado suelos (salinizados, erosionados y hasta en proceso de desertificación) agrícolas cuyo costo de recuperación hoy se transfieren al Estado (es un modelo que privatiza las ganancias y socializa las pérdidas), que al estar imposibilitado para ello, opta por afectar tierras no aptas para la agricultura. (ejemplo de las tierras entregadas por Pro Tierra a los campesinos)

-Las quemas, gran parte de estas, originadas en prácticas de conversión de suelos a otros usos, han afectado otras cinco millones de hectáreas de bosques y ya son una amenaza a la seguridad y a la salud humana.

-Hay impactos gravísimos en ríos y cuencas y con efectos en inundaciones y mortandad de millones de toneladas de peces afectando a la seguridad humana y alimentaria de los bolivianos.

-Los ingresos mayores de las instancias de control de bosques y tierras provienen de multas a desmontes ilegales, (30.484.182) y se generan precisamente en áreas de expansión agrícola, demostrando con ello la fuerte influencia del modelo en las distorsiones de institucionalidad estatal (rentista).

-Asentamientos humanos sin mayores perspectivas de desarrollo puesto que ocurren en tierras no aptas para la actividad agrícola (reservas forestales) y sin ningún tipo de apoyo para realizar gestión de recursos, apropiadamente, son parte de los efectos de este modelo. Si no veamos lo ocurrido con el Chore, con bajo Paraguá, con el Valle de Tuca Vaca.

- A pesar de ello importamos el 40% de lo que comemos y el sector campesino solo provee el 18%. Menos de la mitad de lo que consumimos está en manos de la agro industria.

-Se está produciendo un fenómeno migratorio campo-ciudad. Estamos expulsando a las poblaciones rurales de modelos en los que no pueden competir con el poder agro industrial transnacional; las tierras se están extranjerizando (brasileros, colombianos, argentinos, colombianos, mejicanos, están adquiriendo tierras en Bolivia).

-Estamos ya ingresando a los cultivos destinados a agro-combustibles, frente a la crisis mundial de los combustibles fósiles; o a mono cultivos para la exportación altamente dependientes de los paquetes transgénicos. (San buena Ventura es un ejemplo de ello y los créditos al sector cañero también lo son. La escasez de azúcar es un buen tema para analizar, pues la producción y el rendimiento fue el mismo de anteriores años).
Frente a ello se plantea entonces la necesidad de responder:

Primero: ¿A qué estrategia (agrícola, alimentaria) responde este modelo agro industrial?, ¿Dónde lo situamos, más allá de sus cifras de exportaciones?

Segundo: ¿A qué elementos obedece la crisis del modelo agrario y cómo influyen e influirán en el futuro, estos en la seguridad alimentaria de los bolivianos?

Tercero: Dónde se inserta, en esta estrategia, la demanda de la ampliación de la frontera agrícola y cuál es el plan de seguridad alimentaria, para los bolivianos, que la respalda?

Y Cuarto: Cuál de estos problemas resuelve la nueva Ley del sector, apoyada únicamente por la CSUTCB y algunas de las instituciones sectoriales de la agro industria cruceña.

Según Josette Sheeran, directora ejecutiva del programa Mundial de Alimentos de la ONU, la creciente demanda de países como India y China y el uso de granos para producir biocombustibles. "Está llevando a una nueva fase de hambre en el mundo, lo que denominamos nuevos hambrientos son personas que tienen dinero, pero no llegan a poder comprar comida", "Unos precios más altos de los alimentos incrementarán el descontento social en una serie de países que son sensibles a las presiones inflacionarias y dependen de las importaciones”.

 

Fuente: (  bolpress )

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